Vence el desánimoMuestra

Necesitamos ser hacedores de la Palabra 

Es necesario caminar en la realidad de la Palabra y dejar de caminar en la realidad de las emociones. El que guarda su Palabra, vive la Palabra, no solo la cree en el corazón sino que hace lo que dice la Palabra. En consecuencia, el gobierno del alma cesa y comienza el gobierno de Cristo en él. La Palabra alinea tu vida para vivir guiado por el Espíritu. Aceptar el desánimo, es en realidad aceptar una mentira. 

El desánimo es creado por tu alma y está basado en algo que no es real, en un sentimiento que fue creado por ti y tú mismo aceptas la mentira que dentro de ti se creó. El desánimo, es aceptar una mentira. La fe, en cambio, es aceptar algo que es una verdad. El desánimo me dice no puedes, no tiene sentido; pero la fe dice todo lo contrario, porque expone lo que la Palabra dice que soy, aunque no me sienta así. Por eso, determino caminar en esa realidad, porque no ando por el sentir sino por la fe. 

El desánimo rechaza la verdad de Dios. El desánimo, produce argumentos mentales, el Espíritu comienza a derribar los argumentos y a defender el argumento de Dios: eres justo, eres hijo de Dios, eres vencedor, eres lo contrario a lo que dice tu sentir. Refuta todo lo que el alma te dice y acusa. El «Paracleto» refuta los argumentos como abogado. 

Una persona desanimada no necesita que le den abracitos y lloren junto con ella, porque ahora va a tener dos problemas, dos desanimados llorando por una situación del alma. El problema de la persona no es físico. Lo que necesita esa persona, es escuchar la Palabra. Cuando le das la Palabra, proporcionas las herramientas para que el desánimo se vaya de su vida. El abogado defensor, necesita la ley para defender al acusado y requiere argumentos jurídicos para refutar lo que dice el que acusa. La ley que usa el abogado defensor, en este caso el «Paracleto», es la Palabra. Cuando hablas la Palabra a un desanimado, entregas argumentos al Espíritu Santo que habita esa persona, para que los tome y utilice en su mente para contrarrestar las acusaciones que fueron elaboradas allí.