Disciplinas Espirituales y Evangelismo Muestra
DÍA 7: SACRIFICIO
¿Qué viene a tu mente cuando escuchas la palabras "sacrificio"? El diccionario Merriam-Webster da esta definición: acto de ofrecer a una deidad algo precioso. Aquí la palabra que buscamos entender es 'precioso'. Algo de gran valor. Dos cortas parábolas en Mateo 13 llegan al fondo de esto: la Parábola del Tesoro Escondido y la Parábola de la Perla de Gran Valor:
El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo. Cuando un hombre lo encontró, lo escondió otra vez y luego fue gozoso a vender todo lo que tenía para comprar ese campo. Otra vez, el reino de los cielos es como un comerciante buscando perlas finas. Cuando encontró una de gran valor, se fue y vendió todo lo que tenía y la compró. (Mateo 13:44-46)
Así que en la disciplina del sacrificio comenzamos a reconocer la idolatría. Todos somos atraidos a otras cosas que no son Dios.¿Hacia qué eres atraído? Definir y nombrar nuestros ídolos a los que hemos puesto por encima de nuestro amor a nuestro Salvador es un paso importante hacia la profundización de nuestra relación con Dios. ¿Es nuestro primer amor el dinero, la alabanza de otros, nuestros hijos o nuestro trabajo? Aquí, evocamos la disciplina de la confesión en muchas formas. Confesamos que no hemos amado a Dios como deberíamos.
Dios perdona, pero no se detiene allí. ¿Cómo, entonces, empezamos a poner a Dios en el centro de todos nuestros días otra vez? No podemos hacerlo solos. La disciplina del sacrificio gime por la obra del Espíritu Santo en nuestros corazones. Gálatas 2:20 dice, "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí". Como sacrificios vivos, no nos meneamos en la mesa, al contrario, voluntariamente nos sometemos a la voluntad de Dios y a Su autoridad y obra en nuestras vidas. Cristo en nosotros. Ven, Espíritu Santo. Maranata. Necesitamos el poder de Dios para superar nuestras tendencias de buscar otras cosas que no son Él.
Pero, ¿cuál es el verdadero sacrificio que Dios desea? Jesús nos dice en Mateo 9:13: "Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento". El sacrificio se encuentra en la transformación de nuestros corazones. El sacrificio se expresa en cómo vivimos nuestras vidas y cómo respondemos a otros. En pocas palabras, el sacrificio es poner a otros por encima de nosotros. Y esto se traduce profundamente en evangelismo.
La disciplina del sacrificio debe siempre terminar en mostrar y compartir el amor de Jesús a un mundo dañado y dolido. Se aleja de los ídolos del temor, la complacencia, y el yo, y extiende, con ambos brazos abiertos, las buenas noticias de Jesús. Si Cristo está ahora en nosotros, queremos que Él sea conocido por otros. Nuestra ofrenda a Dios le permite hacer eso a través de nosotros. Nos convertimos en vasos de misericordia y gracia a un mundo ahogándose en el pecado y la tristeza.
Preguntas para la Reflexión:
- ¿Encuentras la idea del sacrificio a Dios inquietante o reconfortante? ¿Por qué?
- Cuando piensas en sacrificio, ¿qué viene a tu mente al pensar en tu vida? ¿En qué forma has puesto otras cosas por encima de Dios?
- ¿Cómo puedes alejarte de los ídolos en tu vida?
- ¿Cómo puedes dar sacrificialmente tu tiempo, talentos o recursos para ser un testigo de Cristo?
Acerca de este Plan
Las disciplinas espirituales cumplen un rol muy específico en la experiencia cristiana—ellas llevan a los creyentes a ser más como Jesús en nuestros pensamientos, palabras y acciones. ¿Cómo se traduce esto en nuestro llamado a mostrar y compartir el amor de Jesús con otros? ¡Las Disciplinas Espirituales y el Evangelismo incluye ocho disciplinas espirituales diseñadas para ayudarte a crecer en tu propia fe de una forma que sobreabundará para otros!
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