El Señor es nuestro pastor Ejemplo

El pastor restaura 

Dios te dice: restauraré tu alma. Voy a llegar a la parte más profunda de tu alma, donde nadie puede entrar, y te restauraré. Sanaré tu corazón. Voy a refrescar tu espíritu. 

Lo necesitas, ¿verdad? 

• Cuando estás cansado y agobiado, necesitas que tu alma sea restaurada. 
• Cuando estás abrumado y desecho, necesitas que tu alma sea restaurada.
• Cuando sientes culpa y vergüenza, necesitas que tu alma sea restaurada. 
• Cuando tienes miedo y preocupación, necesitas que tu alma sea restaurada. 
• Cuando te sientes herido o lastimado, necesitas que tu alma sea restaurada. 
• Cuando te sientes solo y rechazado, necesitas que tu alma sea restaurada.
• Cuando te sientes enojado y excluido, necesitas que tu alma sea restaurada. 

En todo esto y más, necesitas que Dios haga por ti lo que tú no puedes: sanar tu alma. 

Nada ni nadie más puede hacerlo. No el entretenimiento. No un fin de semana libre. No los deportes. No el ejercicio. No la televisión. No unas vacaciones. No las compras. No tu pasatiempo. Nada más puede restaurar tu alma. 

Pero el Dios del universo y que sopló vida en Adán, puede hacerlo. Él puede dar vida a tu alma. Él puede hacerte vivir de nuevo. Eso sucede cuando conoces a Dios. Cuando te conectas con Dios. Cuando te acercas a Dios. Cuando estás solo con Dios. Cuando te reúnes con el pueblo de Dios a adorar. 

Jesús el buen pastor, incluso te dice ahora: Vengan a mí, todos los que están cansados y cargados, y los haré descansar. Cristo puede restaurar tu alma.