Un año para celebrarMuestra
¡A descansar!
Israel había terminado su peregrinaje agotador, había alcanzado el descanso prometido. Ya no tendría que mover las tiendas, ni enfrentar las serpientes feroces, ni a los temibles amalecitas, ni tampoco a la rugiente soledad del desierto. Los israelitas habían llegado a la tierra donde fluye leche y miel. Y comieron de los productos de la tierra.
Quizás este año, este puede ser tu caso o el mío. La perspectiva es el gozo, y si la fe está en práctica activa, producirá deleite puro. Estar con Jesús en el descanso previsto para el pueblo de Dios es, sin duda, una esperanza alentadora, y esperar esta gloria tan pronto, es una doble felicidad. Nos estremecemos con incredulidad frente a las aguas ondulantes del Jordán que está todavía entre nosotros y la tierra prometida. Pero descansemos con la seguridad de que ya hemos sufrido mayores males que los que la muerte pueda causarnos. Dejemos que todo pensamiento de temor se desvanezca, y regocijémonos con gran gozo ante la expectativa de que este año comenzaremos a estar “con el Señor para siempre”.
Este año una parte del pueblo quedará rezagada acá en la tierra, sirviendo al Señor. Si esa es nuestra porción, no hay razón por la cual el texto de Año Nuevo no sea verdad: “En tal reposo entramos los que somos creyentes” (Hebreos 4:3). El Espíritu Santo garantiza nuestra herencia, nos da “gloria que ya comenzó acá” (de un himno de Wesley). En el cielo están seguros, y lo mismo nosotros, los que estamos preservados en Cristo Jesús.
Allá ellos triunfan sobre sus enemigos, y nosotros también logramos victorias. Los espíritus celestiales disfrutan de la comunión con su Señor, y a nosotros no se nos niega. Ellos descansan en su amor, y nosotros tenemos perfecta paz en Él. Ellos lo alaban con himnos, y también es nuestro privilegio bendecirlo. Este año nosotros cosecharemos fruto celestial en la Tierra, donde la fe y la esperanza han cambiado el desierto en algo semejante al jardín del Señor. Los hombres comieron pan de ángeles, y ¿por qué no iba a suceder ahora? Y ¿por qué no, por gracia, comer de Jesús, y por lo tanto comer del fruto de la tierra?
Escrituras
Acerca de este Plan
Comenzamos este nuevo año como quien comienza a escribir un libro. Páginas en blanco que esperan por ser escritas. Y no hay mejor plan que comenzar a escribir la historia de nuestro año con la guía del Espíritu Santo manejando nuestra pluma. Un plan de lectura inspirador que nos invita a consagrar los días que tenemos por delante para que al llegar al final haya sido un año de pura celebración.
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Nos gustaría agradecer a Peniel por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite:
https://store.peniel.com/es/devocional/151-de-manana-oire-su-voz.html