Preparando Nuestros Corazones para la Pascua: Un Devocional de la CuaresmaEjemplo
"Día 31: El Leproso"
Contraer la lepra era una de las cosas más trágicas que le podía suceder a una persona en el mundo antiguo. Cuando un leproso estaba alrededor de otras personas, debía gritar "impuro, impuro," para que supieran que debían mantener distancia. Una persona leprosa debía vivir "sola, y fuera del campamento," con el fin de reducir el riesgo de contagiar la enfermedad a otras personas (Levítico 13:45-46). Ser un leproso significaba ser aislado y humillado por siempre.
Y entonces Jesús vino y cambió todo. Una de las cosas hermosas de los Evangelios es la frecuencia con la que se registran los encuentros de Jesús con los leprosos. Él se acercaba a ellos y ellos a él. Él los trató con respeto y bondad. Incluso hizo lo impensable: los tocó, y su toque los hizo puros. Jesús sanó a los leprosos.
Muchos estudiosos de la Biblia han señalado que hay una analogía entre la condición física de la lepra y la condición espiritual del pecado. El pecado en nuestros corazones nos aísla, tanto de Dios como de los demás. Tratamos de ocultarlo o de eliminarlo en lo posible, pero la mancha del pecado siempre permanece presente. Como Lady Macbeth, tratamos de eliminar la mancha del pecado gritando, "fuera condenada mancha," pero es en vano. Somos impuros, y lo sabemos.
Las buenas nuevas del evangelio es que Jesucristo es el hombre contagiosamente puro. Cuando tocó a un leproso, Jesús no contrajo la lepra. En lugar de esto, el leproso se convirtió en puro. Aquellos que intentan en vano eliminar su pecado deben dejarse tocar por el hombre contagiosamente puro. Y al igual que el leproso en la historia, es posible que quienes hemos experimentado ese toque tengamos una irresistible gratitud, para hablar con libertad acerca de nuestro encuentro con el hombre contagiosamente puro.
Oración
Padre Celestial, te agradecemos por tu Hijo quien purifica todo lo que toca. Por su gracia puedan ser tocados nuestros corazones y acciones este día y todos los días. En el nombre de Jesús, amén.
Derechos de autor (c) 2012 por Redeemer Presbyterian Church.
Contraer la lepra era una de las cosas más trágicas que le podía suceder a una persona en el mundo antiguo. Cuando un leproso estaba alrededor de otras personas, debía gritar "impuro, impuro," para que supieran que debían mantener distancia. Una persona leprosa debía vivir "sola, y fuera del campamento," con el fin de reducir el riesgo de contagiar la enfermedad a otras personas (Levítico 13:45-46). Ser un leproso significaba ser aislado y humillado por siempre.
Y entonces Jesús vino y cambió todo. Una de las cosas hermosas de los Evangelios es la frecuencia con la que se registran los encuentros de Jesús con los leprosos. Él se acercaba a ellos y ellos a él. Él los trató con respeto y bondad. Incluso hizo lo impensable: los tocó, y su toque los hizo puros. Jesús sanó a los leprosos.
Muchos estudiosos de la Biblia han señalado que hay una analogía entre la condición física de la lepra y la condición espiritual del pecado. El pecado en nuestros corazones nos aísla, tanto de Dios como de los demás. Tratamos de ocultarlo o de eliminarlo en lo posible, pero la mancha del pecado siempre permanece presente. Como Lady Macbeth, tratamos de eliminar la mancha del pecado gritando, "fuera condenada mancha," pero es en vano. Somos impuros, y lo sabemos.
Las buenas nuevas del evangelio es que Jesucristo es el hombre contagiosamente puro. Cuando tocó a un leproso, Jesús no contrajo la lepra. En lugar de esto, el leproso se convirtió en puro. Aquellos que intentan en vano eliminar su pecado deben dejarse tocar por el hombre contagiosamente puro. Y al igual que el leproso en la historia, es posible que quienes hemos experimentado ese toque tengamos una irresistible gratitud, para hablar con libertad acerca de nuestro encuentro con el hombre contagiosamente puro.
Oración
Padre Celestial, te agradecemos por tu Hijo quien purifica todo lo que toca. Por su gracia puedan ser tocados nuestros corazones y acciones este día y todos los días. En el nombre de Jesús, amén.
Derechos de autor (c) 2012 por Redeemer Presbyterian Church.
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Qué es Cuaresma? Es un tiempo en el cual anticipamos la victoria de la luz y la vida de Cristo sobre la oscuridad del pecado y la muerte. Durante este tiempo desde el Miércoles de Ceniza hasta la Pascua, se nos recuerda nuestra fragilidad y la gracia redentora de Dios.
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Este devocional fue creado por el personal de la Redeemer Presbyterian Church y fue publicado originalmente en el 2012 en www.redeemer.com Reproducido con autorización.