Dios es buenoMuestra

PORTADORES DE ESPERANZA

Note que en los versículos de 2 Crónicas, los sacerdotes traían el fruto de los labios como ofrenda. Aunque sucedió en el Antiguo Testamento, es una clara práctica del Nuevo, ya que la ley demandaba el sacrificio de animales por parte de los sacerdotes, no alabanza. También note que estos estaban en unidad. Recuerde que los ciento veinte creyentes de Hechos en los capítulos 1 y 2 también estaban en unidad antes de que el derramamiento del Espíritu Santo tuviera lugar. Una vez más, Dios mostró su gloria en medio de personas en unidad.

A Él le encanta manifestarse ante su Pueblo cuando se lo conoce por el amor que se tienen entre sí. Observe por qué adoraban al Señor: ¡por su bondad! ¡Estaban declarando que Dios es bueno! Una vez más, vemos una conexión entre la revelación de su bondad y su gloria: su presencia manifiesta. Esto es maravilloso, ya que antes de que llegue el fin la gloria del Señor cubrirá la Tierra tal como las aguas cubren los mares.

Convertirnos en una comunidad que adora en espíritu, en verdad y en unidad le ofrecerá al Señor un lugar en el que Él querrá habitar: las alabanzas de su Pueblo que hablan de su bondad.

La intención de Dios es manifestarse en nosotros y a través de nosotros y, como resultado, transformar la naturaleza del mundo que nos rodea. Tenemos que ver, abrazar y recibir esto como parte de nuestra razón de ser.

El objetivo del Señor para nosotros sigue siendo la gloria. Su gloria se convertirá en el lugar de morada de su Pueblo, como Él, a su vez, mora en nosotros. El apóstol Pablo utilizó una frase que debería quitarnos el aliento: “Cristo en ustedes, la esperanza de gloria”. Jesucristo en nosotros hace posible que podamos ser restaurados por completo en su propósito para nuestras vidas: vivir en la gloria. Si la gloria de Dios contiene la revelación de su bondad, entonces ahí está la llave. Podemos revelarle al mundo que nos rodea su bondad porque Jesucristo mora en nosotros por medio del Espíritu Santo. Esa es la ilustración de la esperanza.

La desesperanza es una ladrona, y muchas veces se infiltra en el ámbito cristiano haciéndose pasar por discernimiento. Debemos reconocer y señalar esta influencia engañosa como una herramienta del enemigo. Si hay un momento en la historia en el que el Pueblo de Dios necesita creer que verá la gloria de Dios, es ahora. Antes que cualquier otra virtud, el Pueblo de Dios debe ser reconocido por su esperanza, cualquiera sea la circunstancia. 

La bondad del Señor causa estragos en el desánimo, la depresión y la desesperanza. Ver su bondad desata oportunidades para la fe. Querer probarla y verla nos vuelve inmunes a los colapsos mentales y emocionales que intentan atacar nuestra verdadera identidad: ser portadores de esperanza y modelos de su bondad.