[Serie ¡Qué dicha!] Humildad y justiciaMuestra

¿Cómo vivió Jesús la humildad? 

¿Cómo ejemplificó Jesús una vida humilde? Para empezar, el hecho de hacerse hombre, aunque era Dios. Podemos imaginarnos la vida que el Hijo de Dios tenía en el cielo junto a su Padre: disfrutaba eternamente de gloria, de paz, de felicidad y belleza. No obstante, puso a los demás primero y vino al mundo, eso es humildad. 

¿Por qué lo hizo? ¿Por qué dejar el cielo y venir al mundo? A través de su vida, continuó dándonos ejemplo: al nacer en un establo, viviendo en un pequeño pueblo, trabajando en silencio casi toda su vida, sirviendo a los demás, haciendo el bien y, por último, muriendo en la cruz. No tomó ventaja de ser Dios, sino que puso primero a los demás y, así, vivió una vida humilde. 

Eso es lo que significa ser humilde: No tomar ventaja o demandar beneficios para uno, sino poner primero a los demás —como lo hizo Jesús— ayudándolos. Estamos invitados a ser humildes como Jesús, no hablando sobre lo grandioso que somos, sino buscando la manera de ayudar a los demás.

Jesús mostró la mayor humildad posible, porque renunció a todo lo que era suyo, y se hizo hombre. Tomó una naturaleza que no le pertenecía, tomó la naturaleza de siervo. El apóstol Pablo escribe con gran destreza la actitud del Hijo de Dios, siendo igual a Dios, teniendo autoridad y poder, renunció a todo y tomó una naturaleza, de siervo, en su grandeza y a pesar de las circunstancias, no se envaneció, no fue pedante ni grosero, no. Fue humilde, en todos los aspectos. Humildad es una actitud y no tiene que ver con riquezas.

Cuando Jesús se hizo hombre, se presentó como cualquier ser humano en la tierra, esto fue una gran muestra de humillación, y no quedó allí, sino que fue obediente hasta llegar a la muerte más denigrante de la época, la muerte en la cruz. Jesús se humilló a sí mismo. Nadie lo obligó. Él entendía la necesidad de ser humilde obedeciendo al Padre. La humildad va de la mano con la obediencia.

Su humildad hizo que Dios le diera el más alto honor, lo honró al punto que ante él se doblen todas las rodillas, y reconozcan que es Hijo de Dios. La humildad de Jesús trajo su exaltación. Su obediencia hasta la cruz hizo que Dios le diera el más alto honor.