[Serie El amor de Dios por nosotros] Mi ayuda viene del SeñorMuestra

Mi Dios, en ti confío

El Señor está listo para enseñarte nuevas formas de hacer frente a esta situación. Cada día que pasa es un nuevo aprendizaje en la vida, pero también en lo espiritual. Aun la enfermedad de tu ser querido, el dolor de verlo enfermo te está enseñando cosas. Es necesario disponerte a aprender. 

Primero, aprende a confiar plenamente en Dios. No dudes en tu corazón en ningún momento por más difícil que sea la situación. Sigue confiando en Dios. Confiar plenamente significa que tu confianza está totalmente en Dios, no en los médicos ni en las medicinas, sino en Dios que guía y usa a los médicos; y quien guió para la producción de esas medicinas. Confía en la provisión económica, no desesperes por las cuentas que se deben pagar. Confía plenamente en Dios, él enviará oportunidades de trabajo, personas que hagan una donación u ofrenda, o incluso quienes te den la medicina que tanto necesitas para tu ser querido. Cuando te das cuenta, se cubrió todo y no sabes cómo. Allí está Dios interviniendo. 

Segundo, Dios es bueno y justo. Esta verdad se manifiesta en tu vida todos los días, aun en estos momentos de dolor. El problema es que cuando estamos más enfocados en el dolor que en Dios, nos parece que la situación es demasiado grande aun para Dios. Pero cuando vemos su bondad en medio de cada situación, podemos alabarlo, entonces tendremos la oportunidad de ser canal de bondad para otros. Podemos proclamar así la bondad de nuestro Dios.

Recuerdo cuando un bebé recién nacido tenía colapsado su pulmón y estaba en terapia, su madre había sido dada de alta y por cuestiones culturales se fue a casa a guardar su dieta. Ya cumplía ocho días hospitalizado y tan solo llegaba su padre una vez al día a llevar la leche para alimentarlo. Entonces, otro niño de ocho días de nacido fue internado por tener la bilirrubina alta y necesitaba terapia de luz. La madre primeriza estaba muy angustiada de ver a su hijo pequeño en esas condiciones, pero nunca se despegó de su cuna. Alimentaba a su bebé a las horas debidas y comenzó a mejorar considerablemente. El bebé del pulmón colapsado seguía en su terapia. La enfermera pidió a la madre que atendía a su hijo, si podía dar el pecho al otro bebé para ver si reaccionaba. La madre enseguida lo hizo y el bebé al sentir el cuidado directo, comenzó a reaccionar. La preocupación de la madre se convirtió en gozo al poder ayudar a otro niño que estaba luchando por vivir. 

Palabra de confianza de parte de Dios

Señor, muéstrame tus caminos; guíame por tus senderos.