[Serie El amor de Dios por nosotros] Mi ayuda viene del SeñorMuestra

¿Crees porque has visto?

Jesús entendió la duda que Tomás experimentó. ¿Cuántas veces hemos experimentado dudas hacia Dios? A veces más de lo que imaginamos. Tratamos de mantenernos firmes y constantes en nuestra fe, pero cuando vienen situaciones complicadas, tenemos dudas como Tomás. De hecho, se ha conocido a través de la historia como el discípulo que dudó. El que necesitó ver para creer. Hasta burlas y risas ha generado, porque se considera que lo normal es creer. Pero en las burlas y risas, se encubre la duda que ha vivido cada uno. 

¿Si no ves la sanidad de tu pariente enfermo, seguirás creyendo? Esto ha confrontado a personas en situaciones críticas a lo largo de la historia de la humanidad y ha tomado diferentes actitudes. Durante la persecución de los cristianos en el primer siglo, como aquellos que murieron devorados por los leones en el circo romano o quienes tuvieron que esconderse en las catacumbas para preservar sus vidas, seguramente hubo quienes desertaron ante tanto dolor y angustia, mientras otros seguían creyendo en Jesús a pesar de la inminente muerte. 

Aun hoy hay países donde, si confiesas tu fe en Cristo, sufres pena de muerte. Aquellos quienes creen sinceramente, no cambian el amor de Dios por cualquier otra cosa temporal. Tienen claro que las cosas de este mundo son pasajeras, pero en cuanto a Dios, él trata asuntos eternos. Este cuerpo está diseñado para los días en que vivamos aquí en la tierra. Es decir, sabemos que tiene vencimiento. Tarde o temprano, cuando sea el tiempo adecuado, este cuerpo habrá cumplido su misión. Pero es necesario que estemos seguros de la eternidad, que nuestra fe esté centrada en quien se entregó a sí mismo para darnos salvación. Porque el Señor está interesado en nuestra eternidad. Sabemos que lo temporal y de este mundo nos afecta. Pero no quitemos la mirada de quien nos trasciende a lo eterno. 

Gózate en seguir creyendo, aunque no veas una mejoría. Gózate aun cuando los días sigan igual. Gózate en el Señor, cree en él, aunque no hayas visto y sigue adelante cada día de tu vida, viviendo su bondad y su paz.  

Palabra de confianza de parte de Dios

¡Dichosos los que creen sin haber visto!