Josué - Caminando en VictoriaMuestra

Lunes - Confesión de pecado

LECTURA: Josué 7:16-21; Proverbios 28:13

DEVOCIONAL: Proverbios 28:13

Lectura Adicional - Josué 7:15, 22-26

 Josué, después de la derrota contra Ai, llamó al pueblo por tribu, clan y familia para permitir que cada hombre subiera y abandonara las cosas tomadas de Jericó. Cuando confrontó a Acán, éste confesó que codició una túnica, plata y oro, y lo tomó de Jericó.

Proverbios 28:13 dice que cuando confesamos nuestros pecados, obtendremos misericordia. Si lees todo el capítulo 7 de Josué, verás que este no fue el caso de Acán. Fue apedreado hasta morir y enterrado con piedras. ¿Cuál es la diferencia entre Acán y nosotros? La diferencia es Jesucristo.

Romanos 3:21-26 nos recuerda que todos hemos pecado y no estamos a la altura de la gloria de Dios, pero que somos justificados y redimidos por la sangre de Jesús. Merecíamos el mismo destino de Acán a causa de nuestro pecado. Pero Dios, quien nos ama y tiene misericordia de nosotros, envió Su hijo Jesucristo para que cargue con nuestros pecados y nos libere. Es a través de Cristo que podemos ser justificados y perdonados.

Cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador, podemos confiar en que Dios perdona todos nuestros pecados cuando nos arrepentimos. Somos justificados cuando Dios declara justo al pecador creyente en Cristo sobre la base de Su obra acabada en la cruz. Cuando el pecador confía en Cristo, Dios lo declara justo. Deberíamos reflexionar sobre la historia de Acán y regocijarnos en el perdón que tenemos en Cristo.

Oh, Señor, gracias por enviar a Jesucristo a morir por mí y cargar mis pecados. Te agradezco porque, aunque merecía el mismo destino que Acán, a través de mi fe en la obra de Jesús en la cruz, soy salva y libre del pecado y la muerte. En el nombre de Jesús, Amén.