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Cómo el evangelio satisface nuestras necesidades más grandes

DÍA 3 DE 5

Cómo salva Jesús

Ahora ya sabes las malas noticias. Quizá te sientas como un aldeano indefenso de una película de superhéroes, esperando poner su fe en algo o alguien. Estás muerto en tus pecados y no puedes hacer nada. ¿Cómo puedes volver a encontrar esperanza?

En los pasos de Jesucristo.

Es probable que hayas escuchado su nombre y quizá sepas un poco de la historia. Tal vez sepas que Él vino del cielo para salvar a la humanidad de sus pecados; pero, ¿entiendes la plenitud de lo que eso significa?

Ya hemos establecido la realidad de nuestra muerte espiritual que vino como consecuencia del pecado. Fuimos sentenciados a una eternidad sin Dios, sin el autor de la vida, el bien y el amor. Lo peor de todo es que merecemos esa sentencia. Todos, cada uno de nosotros, fallamos. Hemos practicado el pecado y lo hemos disfrutado.

Pero aún así, Dios, en Su glorioso amor deseaba que estemos con Él. Él no nos necesitaba, pero nos quería, deseaba que nos uniéramos a Él y experimentáramos comunión eterna con Él.

Él se hizo cargo de nuestras malas noticias.

De esta forma hizo, Él hizo un camino para que nos reconciliáramos con Él a través de Jesucristo. Él bajó del cielo, vivió como un humano perfecta y nunca pecó, nunca fue afectado por la condición que plaga y ha plagado a todos los demás humanos en toda la historia.

En la cruz, Él llevó la agonía y el dolor que viene con el pecado. En el momento de su muerte, por primera vez en toda la eternidad, experimentó la separación del Padre. Él tomó nuestro castigo, nuestra muerte, nuestra separación, para que pudiéramos ser perdonados, pudiéramos vivir y pudiéramos vivir en unidad con Dios.

Las Escrituras de hoy habla acerca de este maravilloso milagro. Mientras las lees medita en la hermosa salvación que Dios hizo posible a través de Su Hijo. Piensa cuánto amor se necesitó para hacer algo así y date cuenta que Él lo hizo pensando en ti.

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