HONESTIDAD

Una vez que decidí buscar a Dios en lugar de excluirlo, liberó una serie de preguntas. Estas preguntas desafiaron mi fe y las respuestas determinarían mi relación con Dios en el futuro.

Cuando finalmente lleguemos al final de nosotros mismos, volvamos a la sabiduría de Dios y nos entreguemos de manera honesta y vulnerable a Él, encontraremos la verdad, la sanidad y la redención. Dios no tiene miedo de nuestras preguntas. Él es más que capaz de satisfacer nuestro anhelo de comprensión, aunque no está obligado a hacerlo. ¿Recuerdas ese versículo acerca de que Dios tiene buenos planes para nosotros? Leamos en contexto y veamos una de las promesas más reconfortantes de Dios.

Así dice el Señor: “Cuando a Babilonia se le hayan cumplido los setenta años, yo los visitaré; y haré honor a mi promesa en favor de ustedes, y los haré volver a este lugar. Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes", afirma el Señor, “planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Entonces ustedes me invocarán, vendrán a suplicarme, y yo los escucharé. Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón. Me dejaré encontrar", afirma el Señor, "y los haré volver del cautiverio. Y los reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde los haya dispersado, y los haré volver al lugar del cual los deporte, afirma el Señor".
Jeremías 29: 10-14 (NVI)

La promesa es que cuando buscas a Dios con todo tu corazón, deseando honestamente conocerlo y su voluntad, encontrarás la respuesta que satisface tu alma. Alerta de spoiler: ¡Él es la respuesta! En nuestro proceso de búsqueda, lo encontraremos! Él quiere que veamos nuestro dolor desde Su perspectiva eterna. Él quiere que descansemos en Su paz, que está más allá de nuestro entendimiento. Él quiere que seamos inundados por la seguridad de Su gran amor.

Piensa en Job, quien continuamente le hace a Dios sus preguntas con franca honestidad a lo largo de su dolor y pérdida. Cuando Dios finalmente aparece con una respuesta, no es para explicarse ni para proporcionar el razonamiento detrás de las circunstancias. Es declarar Su soberanía y carácter (Job 38-41). Él no da una respuesta, Él es la Respuesta.

Ya ves, la tragedia y el triunfo van juntos. Cuando superamos el dolor con el amor de Cristo, cuando abrazamos el dolor, sabiendo que Dios nos guiará por el valle de la sombra de la muerte hacia el otro lado (Sal. 23: 4), existe una promesa para aquellos que son fieles. Esta promesa no es que nuestros sueños se harán realidad, como a menudo queremos creer. Es para que se haga la voluntad de Dios en nosotros y para que Él sea glorificado.