[Serie Sublime amor] Siempre discutimosMuestra

¡Solo Dios cambia los corazones!

Con el orgullo uno aumenta los fracasos del otro y exagera la bondad de uno, por eso es importante aprender a bajarle al orgullo, a pensar cosas como, «simplemente estaba cansada, a lo mejor yo tenía una expectativa, pero no lo hablamos, como puedo exigir algo que ni siquiera le pedí», y regresamos a la realidad, aprendiendo a responder en vez de reaccionar.

De acuerdo con lo estudiado en los días anteriores, sigamos con otro principio para el manejo de las relaciones.

2. En un conflicto, solo Dios cambia el corazón

Sigamos con el relato de Cantares, vemos como la esposa sale a buscar a su amado, «Los guardias nocturnos me encontraron mientras hacían sus rondas. Me golpearon y me lastimaron y me arrancaron el velo, aquellos guardias del muro». En su búsqueda, los guardias seguramente no la reconocieron y le dijeron algo inapropiado, por eso se sintió lastimada, pero evidentemente, ella salió a buscar a su esposo.

Luego vemos su desesperación, «Mujeres de Jerusalén, quiero que me prometan que, si encuentran a mi amado, le digan ¡que me estoy muriendo de amor!» La misma mujer que versos atrás, estaba cansada y no quería abrir, ahora anuncia que está enferma de amor, de repente hubo un cambio. Salomón no le insistió, no la convenció, no le dio argumentos, porque lo que hacemos usualmente, cuando nuestra pareja no piensa o quiere lo que nosotros pensamos o queremos, usamos tácticas de manipulación, incluso hasta metiéndonos con su familia. Dicha manipulación no es solo en el matrimonio, también es con nuestros compañeros de trabajo, padres, hijos, etc., para lograr lo que nosotros queremos. Salomón, en vez de obligarla a tratar de cambiar, dejó que Dios cambiara su corazón.

Después de 18 años de casado, descubrí que yo no puedo cambiar a Kelly, y que ella no me puede cambiar a mí, solo Dios nos puede cambiar.

Luego, las mujeres de Jerusalén preguntan a la esposa: «¿Qué tiene de especial tu amado, mujer bella entre las bellas? ¿En qué es diferente tu amado del resto de los hombres, que nos pides tales promesas?» Ella responde con una tremenda poesía de siete versículos, llena de halagos y amor, destacando las virtudes de la belleza del hombre que ama, terminando con seguridad en una exclamación, ¡Así es mi amado! Qué cambio el que tuvo esta mujer, y es porque Dios hizo algo en su corazón. ¡Solo Dios cambia los corazones!