[Serie Libro de vida] Los verdaderos amigosMuestra

Jesús enseñó secretos de una vida bendecida

Jesús mostró cómo los pájaros tienen colores hermosos. ¿Has visto a los cardenales rojos con su pecho y cabeza roja y sus alas negras? O las guacamayas de colores vivos, unas son azules, otras rojas, y otras tienen rojo, amarillo, azul y verde. Dios les da el alimento y agua que necesitan cada día. Las aves no están preocupadas por la vida diaria. Muestran sus hermosas plumas y viven con tranquilidad. 

¿Cuánto valemos nosotros? ¿No somos para Dios mucho más valiosos que las aves? Esas cosas dominan el pensamiento de los incrédulos, y dudan de lo que Dios hace por sus vidas. Se preocupan, se estresan. Por eso Jesús dijo, que busquemos el reino de Dios por encima de todo lo demás y llevemos una vida justa, y él nos dará todo lo que necesitemos. Vivamos agradecidos con el Padre celestial por toda su generosidad con nosotros.

Confiar en Dios, no quiere decir no hacer nada. Lo que quiere decir es que hagamos las cosas bien desde el principio, seguramente tu mami te ha dicho que cuando llegues de estudiar, debes cambiarte de ropa si usas uniforme y que lo dejes en la canasta de ropa para lavar. También es probable que te haya dicho que hagas tus tareas con responsabilidad. Recuerda que es un beneficio para ti, no le haces un favor a tu mami. Cuando hagas tus tareas, recuerda hacer tu mejor letra, y ser ordenado. Muestras gratitud a Dios, cuando haces lo que debes hacer con excelencia y no te preocupas por las demás cosas.

Los amigos de un hombre paralítico 

Jesús regresó a Capernaúm. Pronto la casa donde se hospedaba estaba tan llena de visitas que no había lugar ni siquiera frente a la puerta. Llegaron cuatro hombres cargando a un paralítico en una camilla. Vieron que no era posible acercarse a Jesús, pues había mucha gente, así que abrieron un agujero en el techo, para bajar a su amigo enfermo para que Jesús lo pudiera sanar. 

Jesús le dijo: «Hijo mío, tus pecados son perdonados». Estaban allí personas que se ofendieron por lo que dijo Jesús, así que entonces Jesús repuso: «¿Qué es más fácil decirle al paralítico: “Tus pecados son perdonados” o “Ponte de pie, toma tu camilla y camina?” Bueno, en resumen, Jesús lo sanó y el hombre se levantó de un salto, tomó su camilla y salió caminando entre los espectadores, que habían quedado sorprendidos.