[Serie Libro de vida] Los verdaderos amigosMuestra

Jesús un gran amigo

Cuando Jesús enseñó, dejó muy claro lo que significa tener buen carácter. Recuerda: carácter es quién somos por dentro. Demostramos nuestro carácter por medio de las decisiones que tomamos y de la forma en que actuamos por fuera. Las enseñanzas de Jesús me han ayudado mucho, incluyendo cómo elijo a mis amigos. 

Jesús conocía a muchas personas, la Biblia nos cuenta que lo seguían miles de personas y que Él les enseñaba con amor. ¡Incluso un par de veces los alimentó y eran muchos! Pero, aunque escuchaban las enseñanzas de Jesús, no eran sus amigos. Había otro grupo más cercano, eran como 72, estaban en entrenamiento con Jesús, eran diligentes en hacer las cosas que Jesús les decía, pero no eran sus amigos.

Los cercanos, sus doce discípulos eran sus amigos. Los discípulos tenían un gran amigo en Jesús cuando Él estuvo en la tierra. Por tres años hacían todo juntos. Comían juntos, caminaban juntos, pescaron juntos, navegaron juntos, visitaban las casas de ellos, de hecho, Jesús sanó a la suegra de Pedro que tenía fiebre, cuando estaba en su casa. También viajaban juntos, en aquel tiempo no tenían autos ni aviones para transportarse, así que los viajes eran lentos y llevaba días ir de un lugar a otro caminando. ¿Te imaginas las conversaciones que tuvieron con Jesús en esos viajes? Ellos eran verdaderos amigos. 

¿Compartes tiempo con tus amigos? ¿Juegas con ellos, van juntos a campamentos, van a los cumpleaños? ¿Salen en bicicleta o patineta? ¿Juegan baloncesto o fútbol? Sí, con tus amigos haces ese tipo de cosas. Pero también comparten las cosas de Dios. Leen juntos la Biblia, oran unos por otros, se ayudan mutuamente a desarrollar el carácter de Jesús. Se ayudan mutuamente a hacer lo bueno. No te incitan a hacer lo malo.

Un día me di cuenta que “¡Jesús es un gran amigo! Quiero que sea mi amigo también”. Al día siguiente, mientras trabajaba limpiando alrededor de la casa, estaba pensando en Jesús. Comencé a decirle todas las cosas que tenía en mente y ¡sabía que me estaba escuchando! Él es un amigo que siempre está allí. Y también está para ti. Tú cuentas con Él, así como los discípulos contaban con Él. Tú cuentas con Él así como los cuatro amigos que metieron al paralítico por el techo de la casa.