Una doble porciónMuestra
Para nosotros los que creemos
Tú y yo no estuvimos allí el día en que Jesús murió. No vimos a Jesús el día en que ascendió al cielo. No estuvimos allí el día en que el Espíritu Santo descendió en una ráfaga de viento del cielo. ¡Pero hemos creído en todas estas cosas como verdaderas! Creemos por el testimonio de muchos creyentes valientes que fueron empoderados por el Espíritu Santo y que contaron los relatos de Jesús a través de muchas generaciones.
¡Las buenas noticias son que Dios nos ama! No importa qué tan pecadores seamos, Dios nos ama. Y debido a este amor asombroso, envió a su único Hijo Jesús a vivir una vida perfecta para que pudiera morir una muerte horrible por ti y por mí. Jesús entonces fue resucitado de entre los muertos y la Biblia dice que nosotros que creemos en esta maravillosa noticia somos contados como justos ante Dios. ¡La Buena Nueva vino a nosotros y la creímos!
La Biblia también dice que aquellos que creen en el Hijo de Dios son engendrados de Dios. Ahora, como hijos e hijas, necesitamos operar como nuestro Padre, por amor. Jesús nos dijo que no podemos lograr nada aparte de él. Jesús, al igual que el Padre, opera en perfecta unidad con él, por amor.
Pablo dice que cuando «éramos totalmente incapaces de salvarnos, Cristo vino en el momento preciso». Al igual que Eliseo y los discípulos, debemos humillarnos y reconocer que sin él en nuestra vida, somos totalmente incapaces, ¡no podemos lograr nada!
Como nuestro Maestro, seamos humildes y gentiles de corazón. Entonces, y sólo entonces, el Espíritu Santo será capaz de empoderarnos y lograr «infinitamente más de lo que podríamos pedir o pensar». Él es nuestra doble porción.
Humillemos nuestro corazón ante el Señor:
Padre, venimos a ti con un espíritu humilde. Sabemos que no podemos lograr nada sin ti. Queremos darte los deseos de nuestro corazón y recibir los tuyos. Que seamos naves que lleven tu gloria para honor de tu poderoso nombre. Recibimos el poder del Espíritu Santo que nos habita para predicar tu Palabra. Que seamos audaces para hablar tu verdad dondequiera que vayamos y amemos de la forma en que tú nos amas, de acuerdo con tu voluntad y para beneficio de tu Reino. En el nombre de Jesús, amén.
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Acerca de este Plan
Las misiones siempre han estado en el corazón del Padre Celestial. Él envió a su propio Hijo, Jesús, para contarle al mundo acerca de las Buenas Nuevas de su amor. Jesús preparó a sus discípulos y les dio el Espíritu Santo para empoderarlos y ser sus testigos hasta los confines de la tierra. Hoy, como hijos de Dios, estamos habilitados con el Espíritu Santo para ser valientes al amar.
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Nos gustaría agradecer a World Indigenous Missions por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.worldim.com