30 días de salud emocionalMuestra

Cuando la vida se pone difícil y los sueños fallan, necesito saber que Dios tiene un plan, uno que es bueno y lleno de esperanza. Hay días en que me aferro a la seguridad de que hay más que esta vida. Ese dolor terminará, el amor conquistará el mal y los Ejércitos del Señor del Cielo destruirían por completo todo lo que intenta a mutilar y destruir.

En esos momentos, la promesa de Dios escrita en Jeremías 29:11 y dada a los israelitas hace tanto tiempo me reconforta. Me imagino que así era también para ellos.

Como el pueblo elegido de Dios, realmente ya lo habían echado a perder. Bajo el rey David y su sucesor Salomón, los segundo y tercero reyes de la nación, la gente había florecido. Pero después de la muerte de Salomón, la idolatría reemplazó la devoción a Dios y el mal reinó. Después de casi trescientos años de advertencias, el juicio llegó. Babilonia atacó, prevaleció, tomó cautivos a los judíos y los arrastró lejos de su querida patria.

Los israelitas lo habían perdido todo, quizás también su voluntad de comenzar de nuevo.

Tomaron decisiones estúpidas, se comportaron vergonzosamente y estaban pagando por las consecuencias de sus acciones. Si solo hubieran obedecido a los profetas que los habían instado a arrepentirse una y otra vez. Si solo se hubieran volvido a Dios cuando se les dió la oportunidad ... Entonces quizás aún estarían en Jerusalén, donde una vez el templo de Dios se mantuvo erguido y glorioso donde la presencia de Dios había habitado entre ellos.

Es posible que sintieron que lo habían perdido todo, pero a través de un antiguo profeta llamado Jeremías, Dios les prometió que no era cierto. Dios los encontró en su hora de desesperación y les dijo que aún tenía un plan para ellos, un plan bueno y amoroso.

Dios nos dice lo mismo. No hay ningún pecado totalmente oscuro, ninguna vida tan quebrada, que Dios no los puede redimir y restaurar.

~ Jennifer Slattery