Por todo vino Dios Muestra

Marcos 9:31

“Les dijo: ‘El Hijo del Hombre será traicionado y entregado en manos de sus enemigos. Lo matarán, pero tres días después se levantará de los muertos’”.

Juan 11:25

“Jesús le dijo: ‘Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?’”

2 Corintios 4:6-10

“Porque Dios, que ordenó que la luz resplandeciera en las tinieblas, hizo brillar su luz en nuestro corazón para que conociéramos la gloria de Dios que resplandece en el rostro de Cristo. Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros. Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos. Dondequiera que vamos, siempre llevamos en nuestro cuerpo la muerte de Jesús, para que también su vida se manifieste en nuestro cuerpo.”

Recientemente alojamos a mis sobrinos de 10 y 12 años y, cada mañana durante su estadía, leímos con ellos un devocional del libro de historias bíblicas: “Los grandes planes de Dios para mí” del Pastor Rick Warren.

En estos tiempos, como sociedad, nos encontramos con que hay mucho para hablar acerca de esta pandemia que estamos enfrentando, así como también de los desafíos, miedos y preocupaciones que conlleva. Por eso, quise que la mesa del desayuno fuese un momento de paz, que no hablaramos sobre el COVID-19. Tuvimos las mejores conversaciones, incluso, hablamos sobre la muerte y resurrección de Jesús.

A menudo, doy por sentado mis creencias fundamentales o realmente no tengo la oportunidad de dividirlas en pedazos comprensibles y pequeños. Así que, explicarle estas cosas a alguien más joven que está comenzando a tener su propia comprensión de la fe, fue un gran ejercicio de estiramiento de fe para mí. Mientras hablábamos sobre los eventos cerca del final de la vida de Jesús, comencé a recordar cuán grandiosas, milagrosas y poderosas son estas creencias vitales que tenemos como pueblo cristiano. ¡Qué tesoro tenemos como creyentes de Jesús! Conocemos a Aquel, Quien es quien dice ser y tiene el poder de hacer lo que Él dice que hará... ¡Incluso conquistar la misma muerte!

Lo más hermoso de todo esto es que Él no se detuvo allí. No sólo lo hizo por los discípulos y las personas que estaban vivas en ese día. Jesús vino a la tierra, murió y resucitó por cada persona en el planeta, de generación en generación. Tenía la eternidad en su corazón, toda la humanidad de principio a fin. Cuando Jesús prometió a sus discípulos que tomaría la muerte y sería golpeado por nuestras transgresiones y herido por nuestras iniquidades, nos prometió que haría esto por nuestra libertad y la libertad de todos los que creyeran en Él, sin importar la edad, situación económica o familia de origen.

Del pequeño al mayor, por todos vino Dios

Por el rico, por el pobre, por todos vino Dios

A la tierra Él llegó, por todo el mundo

Por todos vino Dios

Gracias Jesús por ser el camino, la verdad, la vida, y en Quien puedo confiar. Gracias por cumplir tus promesas, por morir y resucitar por mí. Creo que eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Creo que viniste a la tierra, te hiciste carne y te familiarizaste con mi debilidad. Golpeado y magullado por mis transgresiones e iniquidades, crucificado y resucitado, ¡y hoy vivo estás! ¿Me mostrarías cómo compartir este tesoro y verdad que guardo en mi corazón con las personas que has puesto en mi mundo, incluida mi familia y los jóvenes en mi vida cuya fe se está formando? Te amo Jesús. En tu nombre. Amén.