[Serie Confiado] Confianza en lugar de cargaMuestra

Vivir con confianza

La Escritura nos dice que los mandamientos de Dios no son gravosos. De hecho, los mandamientos de Dios son una bendición para nuestras vidas. No son difíciles. La vida, por otro lado, puede ser gravosa. Necesitamos reconocer la diferencia. Existe una complejidad en cuanto a la vida. Nuestra existencia diaria puede estar llena de cargas. Sin embargo, hay simplicidad en seguir los mandamientos de Dios. Cuando obedecemos la Palabra de Dios, Él nos bendecirá en medio de las cargas de la vida. La simplicidad de los mandamientos de Dios nos ayudará en la complejidad de la vida.

Aunque la vida puede ser compleja, gravosa y difícil, obedecer a Dios siempre es lo correcto. En otras palabras, nunca hay un mal momento para hacer lo correcto. Cuando obedecemos los mandamientos de Dios, podemos decirle con confianza: “Padre, no soy yo quien establece las reglas de cómo se juega este juego de la vida. Obedezco tus mandamientos. Ahora, quiero verte hacer lo que solo tú puedes hacer”. Cuando hagas eso, Dios hará lo que prometió. La Biblia dice que sus promesas para nosotros están en el "sí” y en el "amén”.

Puedes confiar en que la lluvia de Dios siempre llenará los depósitos de tu corazón y guiará el flujo de tus ríos. Una vez que comienzas a definir los ríos, comienzas a negar la lluvia. Deja que Dios fluya en tu corazón y que Dios se encargue de los mandamientos. Solo necesitas vivirlos. Cuando sigues a Cristo, serás bendecido. La Biblia dice que aquel que comenzó la buena obra en ti, será fiel en completarla. Por lo tanto, puedes vivir tu vida con confianza.

Cuando estamos llenos del amor de Dios, podemos tener confianza en nuestra vida cristiana. Podemos tener confianza cuando damos nuestras ofrendas, cuando adoramos y discipulamos a otros. Podemos estar seguros de nuestro futuro. Podemos cantar con confianza este hermoso himno cristiano que dice:

Porque Él vive, triunfaré mañana, 

porque Él vive,
ya no hay temor, 

porque yo sé, 

que el futuro es suyo,
la vida vale más y más solo por Él.

Diariamente, podemos vivir nuestras vidas sin miedo ni preocupación. Cuando el amor de Dios vive en nuestros corazones, podemos declarar con confianza como el apóstol Pablo y los santos de la antigüedad: si Dios es por nosotros, ¿quién puede estar en contra de nosotros?