Los silencios de DiosMuestra
A solas en la sala de espera de Dios
La experiencia de vivenciar el silencio de Dios se puede asemejar a permanecer en una sala de espera de un hospital. Alguna vez le ha tocado estar en la sala de espera de un hospital, mientras a su ser querido lo operan de emergencia en un pabellón quirúrgico, y las horas pasan y nadie sale a darle noticias de lo que está pasando adentro, y conforme pasa el tiempo crece la preocupación y la incertidumbre. Me tocó vivir esa experiencia siendo mi hijo mayor un niño.
Esta metáfora ilustra lo doloroso y angustiante que puede ser esperar a que Dios actúe ante una gran y urgente necesidad. ¿Cuántas veces se ha sentido solo en la sala de espera de Dios, sin recibir respuesta a sus peticiones e interrogantes?
Este tipo de experiencia, como en el caso de Job (Job 6:11; 7:11; 10:1), tiene el potencial de conmover y trastocar nuestros fundamentos teológicos y nuestra fe.
¿Qué pasa con nuestra fe cuando en medio de una gran necesidad clamamos a Dios, y Él permanece en silencio?
¿Ha pasado por la experiencia de acudir e importunar a Dios una y otra buscando una respuesta, lanzado a diestra y a siniestra gritos e incluso alaridos, flechas y piedras a Dios – reclamos, plegarias, súplicas – y captar sólo el silencio de Dios, sin respuesta alguna?
Esa es una experiencia muy frustrante y debilitadora. Uno se harta psicológicamente, se cansa emocionalmente, entra en crisis espiritualmente, se aburre y agota de tratar y tratar y tratar...y eventualmente, uno deja de insistir. En esos momentos podemos experimentar mucha soledad, desamparo, sensación de abandono, y una incertidumbre y ambigüedad difíciles de sobrellevar.
¿Cómo administra los silencios de Dios?
Escrituras
Acerca de este Plan
Dios en ocasiones hace silencio ante nuestras oraciones. Pero eso no quiere decir que no nos escucha. Dos habla a través del silencio.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/