Vivir cambiando la guerra espiritualMuestra

Llevando cautivo todo pensamiento

Una de las maneras más comunes en que experimentamos una batalla espiritual es en la mente. El enemigo constantemente nos está engañando y tratando de ponernos de acuerdo con las cosas desalentadoras, destructivas y peligrosas que dice.

Pero Satanás no es creativo. La creación le pertenece a Dios. Así que lo mejor que puede hacer es inventar mentiras que nos hace daño y atormentandonos una y otra vez. Los ataques que más nos afectan hoy en día son probablemente los mismos ataques que él nos ha estado lanzando toda nuestra vida. Pero sus mentiras solo tienen poder cuando elegimos estar de acuerdo con ellas.

Cuando nos ponemos de acuerdo con una mentira, le damos credibilidad. Lo internalizamos y lo dejamos formar parte de lo que creemos que somos. Usted sabrá que se ha puesto de acuerdo con una mentira porque trabaja como una voz en su mente. Si escuchamos una voz malvada y silbante como si fuera una película, nunca escucharemos. Pero como está en nuestra propia voz, estamos mucho más dispuestos a creerlo como una verdad.

Cuando nuestros pensamientos están alineados con la palabra de Dios, el diablo no nos puede mentir. El apóstol Pablo nos anima a tomar cautivos nuestros pensamientos. Eso significa no dejar que nuestros pensamientos corran de la nada, sino comprobar nuestros pensamientos contra la verdad de la palabra de Dios. También nos urge a pensar en lo que sea cierto, noble, encantador y digno de alabanza. Él entendió que la mente es un campo de batalla, y Él quiere que descartemos todo lo que no está alineado con Dios.

Una vez más, tomar los pensamientos cautivos y desechar las mentiras está activo. No podemos simplemente pensar, !Vete! Satanás no puede leer nuestras mentes. A veces le permitimos influir nuestros pensamientos cuando aceptamos las mentiras que nos arroja, pero sólo Dios es todo saber y capaz de escuchar nuestros pensamientos. Cuando Jesús estaba en el desierto siendo tentado por Satanás, Jesús habló las Escrituras y le dijo que se fuera. De la misma manera, nosotros tenemos la autoridad para ordenarle que huya en el nombre de Jesús.

Con la práctica, se hace más fácil detectar las inconsistencias entre lo que estamos escuchando y lo que Dios nos promete. Vamos a ser más rápidos en tomar los pensamientos cautivos, hablar en contra de las mentiras, y alinearnos con la verdad. ¡Pídale a Dios que le ayude a encontrar las mentiras y a que le recuerde la verdad para que pueda luchar más fácilmente!