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Principios bíblicos para el manejo saludable de las emociones

DÍA 2 DE 9

Podemos manejar las emociones con madurez espiritual

Efesios 4:26 no da a entender que no somos una marioneta de nuestras emociones; que podemos experimentarlas, pero encauzarlas y gobernarlas según un sistema de principios como la verdad, la justicia, el amor, la piedad, entre otros, y no ser movidos por ellas para pecar. Esto aplica no sólo a la rabia, sino también al miedo, a la tristeza y cualquiera otra emoción.

“Airaos, pero no pequéis”, es una frase que pone de manifiesto el carácter no moral del enojo y, en general y por extensión, de cualquier emoción. Así, como lo expresa el apóstol Pablo, es inevitable enojarse (o experimentar miedo, o dolor, etc.), pero si podemos evitar pecar, por ejemplo, cuando nos enojamos. Pablo no dice: airaos y cuando estés enojado reprime el enojo, porque es malo estar enojado; sino que cuando estemos enojados, no pequemos. 

Para ese propósito Dios nos ha dotado del fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22): “Más el fruto del Espíritu Santo es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (más adelante ampliaremos este punto). 

El fruto del Espíritu Santo, representa fortalezas espirituales para capacitarnos para vencer nuestras debilidades y carencias emocionales. El fruto del Espíritu Santo nos es dado para que adquiramos estabilidad, fortaleza y sanidad emocional. El fruto del Espíritu Santo nos es dado para sanar nuestras emociones y para gobernarlas según la voluntad de Dios.

La expresión “airaos, pero no pequéis” está en el contexto de la descripción del nuevo hombre. El nuevo hombre puede airarse, pero no pecar. El nuevo hombre sabe cómo dejar ir su enojo.

¿Se siente conforme con su desempeño emocional?

¿Tiene problemas para manejar algún tipo de emoción?

Escrituras

Día 1Día 3

Acerca de este Plan

Principios bíblicos para el manejo saludable de las emociones

Las emociones constituyen un componente fijo de nuestro programa de comportamiento. Las emociones no son buenas ni malas, pues no tienen carácter moral. Son disposiciones para actuar y resolver. Las emociones nos brindan la dirección que requerimos para actuar en cada situación, y la referencia acertada de lo que nos sucede en un momento determinado. Pero requieren se manejadas con sabiduría.

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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/