Confiando en Dios durante las pruebasMuestra

No preguntes el “porqué”, sino el “para qué”

Tienes que preguntarte: ¿Qué tengo que aprender? No preguntes: ¿por qué? Esa es la pregunta de la explicación. Pregunta ¿para qué ? Esa es la pregunta de la educación.

De hecho, cada situación es una enseñanza. Es una oportunidad para que te desarrolles. Lo que hay que hacer es no centrarte en la circunstancias, sino centrarse en tu carácter. No te centres en el problema; céntrate en tu personalidad. No te enfoques en lo que está sucediendo a tu alrededor, céntrate en lo que Dios quiere hacer en ti. Esa es la diferencia.

Cada vez que pases a través de una circunstancia que no elegiste, que no te gusta, que no esperas, tienes dos opciones: resentirte o crecer a partir de ella. Vas a ser una víctima o un vencedor. Las víctimas siempre se quejan. ¡Pobre de mí! Es tan malo. Es injusto. Es terrible. En lugar de ello, si eres un vencedor, dices: “Señor, ¿qué quieres que aprenda de esta situación?”.

Considera esto: el dolor es algo bueno porque es un maestro. Nos enseña lo que está mal en nuestras vidas. Enseña lo que necesita ser cambiado. Te puedo decir, por experiencia personal, que las más grandes lecciones que he aprendido acerca de las relaciones, las he aprendido por medio del dolor relacional. Las más grandes lecciones que he aprendido acerca de las finanzas, las he aprendido por medio dolor financiero. Las mejores cosas que he aprendido acerca de la salud, las he aprendido por medio del dolor físico. 

Por medio del dolor, Dios nos está diciendo que quiere llamar nuestra atención. Dios no te debe una explicación por todo lo que sucede en tu vida. De hecho, nunca vas a conseguir una respuesta. Algunas de las cosas que suceden en tu vida nunca las vas a entender hasta que llegues al Cielo. 

Entonces, ¿qué tenemos que aprender en la vida? Hay muchas cosas: una de ellas es el contentamiento. Por eso, Pablo dice en Filipenses 4:12-13 que hay que saber vivir en la pobreza y en la abundancia.

Y en Romanos 5:3-4 nos habla de alegrarnos en las pruebas y en las dificultades para poder desarrollar firmeza de carácter.