Principios bíblicos para crear actitudes correctasMuestra

El temor impide ver el potencial que las oportunidades nos ofrecen

La duda y el pesimismo merman la confianza en nosotros mismos y en Dios. La actitud del pueblo de Israel los había derrotado aun antes de comenzar la conquista de Canaán. El pueblo de Israel se creía en desventaja. Ciertamente, no era un ejército entrenado para la guerra; no tenían equipos especiales como carros y caballos. Sin embargo, tenían la mejor de las armas a su disposición: El poder Dios. Sólo requerían de la fe para activarlo. Pero su mala actitud sólo pudo construir excusas: “La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de gran estatura... y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así le parecíamos a ellos” (Números 13:31-33). 

Estas actitudes conformistas, derrotistas, negativas; de estrechez, de escasez, de minusvalía, de victimización que caracterizaron al pueblo judío que salió de Egipto, se convirtieron en sus mayores enemigos. El pueblo Israelita que estaba en el desierto se había convertido en un pueblo acostumbrado a auto-compadecerse, a sentir lastima de sí mismo, a quejarse constantemente. Se había vuelto, además, un pueblo pesimista, murmurador y maledicente.

Dios había liberado al pueblo judío de Egipto, para que conquistaran y poseyeran una tierra prometida, pero el pueblo seguía pensando con mentalidad de esclavo. 

Usted primero construye en su mente sus victorias o sus derrotas. La postura mental que asume ante los desafíos y circunstancias que le toca enfrentar, marcan la diferencia en los resultados que obtiene. “La forma en que usted piensa acerca de un hecho puede derrotarle aun antes de que usted actúe. Usted puede permitir que un hecho le abrume mentalmente, antes de que principie realmente a enfrentarse a él; por otro lado, un orden de pensamiento seguro y optimista puede vencer o modificar el hecho totalmente”.

Nuestra actitud influencia nuestras acciones y éstas nuestros resultados. Tener una actitud positiva y entusiasta implica vivir con una expectación optimista de la vida. Sobre todo, sabiendo que contamos con Dios de nuestra parte.