Reto Detox Para El CorazónMuestra

  Calidad vs Cantidad

Una de las tantas cosas que he aprendido en mi caminar con Cristo es a hacer pausas para identificar su presencia: en una conversación, en una caminata, en una película, en el silencio. Dios usa instrumentos muy variados y particulares para enviar mensajes a nuestro corazón. En una ocasión, en medio de una conversación de trabajo alguien me dijo: “Tómate el tiempo que necesites, nosotros no vamos rápido, vamos lejos”. Esa persona no se percató de cómo estas palabras me estremecieron, pues no pude evitar pensar en la cantidad de veces que en lo personal y profesional he cometido errores por enfocarme más en la cantidad de tiempo invertido, que en la calidad de lo que hacía.

Si la vida tuviera un sonido de fondo, estoy casi segura que sería el tic tac de un reloj. El tiempo no alcanza para vivir, mucho menos para hacer sueños realidad. La vida del ser humano se ha minimizado en construir o recibir cosas pasajeras: Relaciones por conveniencia, sonrisas fingidas y apariencias.

La humanidad no está construyendo cosas eternas: Valores que creen legados, identidad que forje líderes con corazones de siervos, amor que nos lance a los pies de Dios. ¿Por qué? Porque toma mucho tiempo y no lo tenemos. 

Para crear valores, identidad, amor, debes dedicar tiempo a la escucha, dar espacio a la educación experiencial, basada en acciones más que en teorías. Pues si bien es cierto que algunos recordarán lo que cierta vez dijiste, difícilmente olvidarán lo que hayas hecho.

Jesús es pro calidad, no cantidad. Te invita a correr con paciencia en Hebreos 12:1, aprovechar el tiempo en Efesios 5:16, y te enseña cómo usar el tiempo en Eclesiastés 3:1 –15.

Evita que tus logros se conviertan en letras tachadas en una gran lista de cosas por hacer. Sino que lo que hagas, eso que te afanas en lograr, lo logres disfrutando el camino y los procesos, más que la victoria. Asegúrate de dejar en tu corazón huellas que se reflejen para bien en tu exterior y que otros puedan seguirlas. Vive no como quien le corre a la muerte, sino como quien tiene vida y la tiene en abundancia.

Despoja tu corazón de todo afán, de machar a contra reloj, e inculca en tu diario vivir acciones cuyos resultados permanezcan y se conviertan en trayectoria de bien, que otros quieran seguir.