La Liga de la FeMuestra

EL REENCUENTRO

Moisés nació en el tiempo en el que el Rey de Egipto ordenó que todos los hijos varones de las hebreas debieran ser matados. Por ello, su madre decidió dejar a su hijo recién nacido en una canasta a la orilla del Río. Allí fue cuando la hija de Faraón lo encontró y ordenó que una hebrea sea quién lo críe. ¿Sabes quién fue? Sí, su madre biológica terminó criando a su propio hijo en medio de lujos.

Al crecer Moisés, decidió dejar sus riquezas para luchar por la libertad de su pueblo. Por su fe logró libertarlo y llevarlo cerca de la Tierra prometida.

Una historia similar a la de Moisés es la de un niño de cinco años llamado Saroo. Él vivía con su madre, su hermano Guddu y una hermana menor en Khandwa, cerca de las zonas del Tren en la India. Eran tan menesterosos que su mamá salía todos los días en busca de alimentos para sus hijos.

Cierto día, Saroo y Guddu salieron también para ayudar a su mamá. Pero Saroo terminó extraviándose en las vías del tren, y al llegar a Calcuta le fue complicado comunicarse con las personas por no saber hablar bengalí (idioma oficial de los estados indios).

Saroo finalmente fue adoptado por una pareja australiana, quienes lo llevaron a vivir a Tasmania. En ese lugar, llegó a tener riquezas, casa, trabajo, amigos, etc. Sin embargo nada lo hacía feliz. Nunca Saroo perdió su fe en volver a reencontrarse con su hermano Guddu, y fue veinticinco años después, con la ayuda de Google Earth, que logró encontrar a su familia biológica y pudo ser feliz.

Aunque crecemos en los deseos de la carne, en algún momento vamos a sentir la necesidad de buscar de Dios, porque sin Dios nada somos.

¿Cuáles son esos placeres que nos mantienen alejados de Dios? ¿Será la televisión, videojuegos o la pornografía? Aunque todo ese placer nos produzca felicidad, al final nos deja un vacío. Moisés no dudó en dejar sus riquezas e ir a cumplir su misión por su pueblo, y ahora mora en el cielo con el Padre. Saroo viajó 25 años después para reencontrarse con su familia, y obtuvo esa paz que nadie le podía dar. Y tú ¿qué esperas para reencontrarte con Dios?

Dios quiere darte un regalo y es la esperanza de una Vida sin dolor, sin pecado y sin muerte. No pierdas tu fe, sólo tienes que dejar atrás tu pasado y verás las cosas grandes que Él te tiene preparado.

Liliana Ten-meer

Ilustración: Oscar Campo