Camino de BendiciónMuestra

Bendecidos y guardados

El gozo y la alegría de saber quién es nuestro Dios y la fe en su continua bondad para con nosotros sus hijos, aclara nuestra visión. Vamos a su Palabra, que es un manantial de agua que se desborda en promesas, y recibimos fuerzas para creer que el Señor cambiará nuestro lamento en baile. Hoy te animo mi hermana, mi hermano a creer que por encima de tus circunstancias, se levanta la verdad de Dios sobre tu vida. Lo que parece que no va a cambiar, lo que parece que no tiene solución es el punto de partida para la obra restauradora del Señor. Él abrirá camino en el desierto, por su poder y su gran misericordia.

Dios promete y cumple, porque Él es fiel. Ese es nuestro Dios. La vida a veces parece estar en contra nuestra, cuando no es una cosa es la otra. Es innegable que nuestra fe ha de ser probada, que la tentación rondará dándonos empujoncitos para que caigamos y que el león que busca a quien devorar estará continuamente arremetiendo con sus diabólicas artimañas. Lo que también debemos saber es que Dios pelea por nosotros y que por su muerte en la cruz y su victoria sobre la muerte, nos ha hecho más que vencedores. No importa cuán difícil sea nuestra situación, nuestro Dios Todopoderoso nos guarda, nos alienta, y fortalece nuestra esperanza. Tal vez parezca que ya no hay salida del desierto, pero hay una palabra de fe desde los cielos que nos dice: “En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca.” I

Oremos

Mi amado Dios, cuánto te agradezco que estés conmigo en medio de todas mis circunstancias. Sé que tu ayuda y fortaleza me sostienen y que transformas la dificultad de mi camino en camino de bendición, porque como nos prometes en Tu Palabra, a los que te amamos todas las cosas nos ayudan a bien. Gracias, Señor.