Cómo perdonar lo imperdonableMuestra

Únicamente quien ha sido perdonado puede perdonar

Algunos de nosotros venimos a Cristo con un trasfondo horrible o experiencias pasadas difíciles. Tal vez creciste en un hogar abusivo donde tu padre te golpeó. O podrías haber experimentado abuso emocional por parte de tu madre. Algunas personas fueron abusadas cuando eran niños, mientras que otras fueron violadas como adultos. Muchos de nosotros hemos sido violados de manera física, emocional, verbal o financiera por un familiar, un amigo o incluso un extraño. ¿Qué hace un cristiano en tal situación si el abusador ahora busca el perdón? ¿Cómo se perdona algo que parece imperdonable?

Cuando nos enfrentamos a situaciones como estas, hay verdades bíblicas que pueden ayudarnos. Primero es necesario saber que no podemos perdonar a nadie hasta que nos demos cuenta de que nosotros mismos hemos sido perdonados. No podemos perdonar a los demás plenamente en nuestras fuerzas humanas. Por supuesto, a veces la gente elige perdonar algo que considera perdonable. La gente naturalmente puede decidir que algo no es un gran problema. Sin embargo, el perdón verdadero por algo que realmente nos lastima, el perdón de una manera bíblica, no puede extenderse a los demás hasta que lo recibimos nosotros mismos.

Al mismo tiempo, solo podemos recibir el perdón cuando entendemos la naturaleza del pecado. Necesitamos entender la enormidad de nuestro pecado ante Dios. Necesitamos darnos cuenta de la naturaleza escandalosa y odiosa del pecado. Necesitamos saber que merecemos ser condenados por nuestro pecado. Es más, merecíamos ser condenados eternamente por nuestro pecado. Solo podemos considerar el perdón cuando honestamente tenemos en cuenta lo que se nos ha perdonado.

La verdad es que nada de lo que se nos ha hecho, por doloroso que parezca, se compara con la enormidad de nuestro pecado contra Dios. Sin embargo, Dios escogió perdonarnos en Cristo. Cuando nos damos cuenta de lo mucho que hemos sido perdonados, se hace más fácil para nosotros extender el perdón a los demás. Jesús dio un ejemplo en el Evangelio que puso el perdón en términos monetarios. Dijo que Dios nos ha perdonado una deuda de un millón de dólares. ¿Sería entonces correcto que nosotros tomemos a alguien, que queramos castigar a alguien o enviarlo a la cárcel, porque nos debe diez dólares? Claro que no. Una vez que nos damos cuenta de lo mucho que Dios nos ha perdonado, podemos perdonar libre y plenamente a los demás. Podemos perdonar porque nosotros mismos somos perdonados.