Cómo perdonar lo imperdonableMuestra

El perdón nos libera de la venganza

Jesús nos dice que perdonemos a nuestro hermano si peca contra nosotros. Además, nos dice que perdonemos a una persona siete veces en el mismo día, si se arrepienten ante nosotros. Por supuesto, si una persona peca contra nosotros una y otra vez y pide perdón, después de un tiempo comenzamos a dudar de la sinceridad de ese individuo. Sin embargo, Jesús nos dice que sigamos perdonando porque él puso un nivel alto. Estamos obligados a perdonar por lo mucho que nos fue perdonado.   

Piensa en la historia bíblica de José. Sus hermanos le hicieron algo terrible. Lo vendieron como esclavo. Había sido esclavo, prisionero y pasó por circunstancias terribles antes de convertirse en el segundo al mando en Egipto. Cuando sus hermanos finalmente lo encontraron de nuevo, tuvo todo el derecho de ejecutar venganza contra ellos. Pero perdonó. Incluso lloró cuando vio a sus hermanos, a pesar de todo lo que habían hecho en su contra. José tenía una perspectiva diferente de los acontecimientos que le sucedieron. Sabía que sus hermanos lo hicieron por su maldad, pero Dios lo la utilizó para bien. 

Una de las maneras en que aprendemos a perdonar es comprendiendo la soberanía de Dios sobre todos los acontecimientos de nuestra vida. Nada de lo que nos pasa a nosotros es accidental. No significa que Dios apruebe todo lo que nos sucede. No significa que Dios sonría ante todo lo que nos sucede. Tenemos que reconocer la realidad del mal en este mundo. José les dijo a sus hermanos: «Lo hicieron por maldad». No subestimó el mal hecho contra él. Sin embargo, la belleza de ser amado por Dios, como se describe en la Escritura, es que Dios está trabajando en nuestras vidas haciendo que todas las cosas trabajen juntas para bien.

Cuando amamos a Dios y somos llamados de acuerdo con su propósito, Dios es capaz de tomar lo que está destinado contra nosotros, usarlo para su gloria eterna  y para nuestro bien. Tenemos que mantener esa perspectiva. Esto nos ayudará a mantener nuestros corazones sensibles incluso frente a las cosas que la gente puede hacer para destruirnos. Cuando José perdonó a sus hermanos, dijo: «¿Estoy en el lugar de Dios?». Se negó a vengarse. La Biblia nos dice que la venganza pertenece a Dios. Cuando perdonamos, lo reconocemos. No estamos calificados para ejecutar la venganza en diversas situaciones.  Dios es nuestro vengador.