Cómo liberar los dones espirituales hoyMuestra
Varios tipos de lenguas
El apóstol Pablo discutió los dones de lenguas y la interpretación de lenguas con mucha más frecuencia que muchos otros dones. Sobre todo, instó a todos a emplear los dones del Espíritu por medio del amor de Dios. (Ver 1 Corintios 13). Quería que el amor fuera nuestro objetivo en todo lo que hacemos.
Las lenguas se les dieron primero a los apóstoles y a los otros creyentes que se reunieron en oración el día de Pentecostés. Hablar en lenguas es un desbordamiento de la llenura del Espíritu Santo. (Véase, por ejemplo, Marcos 16:17; Juan 7:38–39; Hechos 1:8; 19:6). Al igual que con los otros dones espirituales, recibir el don de lenguas no es un signo especial de favor de Dios, ni es un signo de celo, compromiso o madurez superiores. Es simplemente una manifestación de la gracia de Dios dada a los creyentes para el bien común de la iglesia.
El don de lenguas es definitivamente milagroso. Es dado a las personas independientemente de su formación académica; algunas personas que ejercen el don ni siquiera hayan aprendido a leer o escribir. Sin haber descifrado un libro de idiomas extranjeros o haber vivido en un país extranjero, el Espíritu Santo les permite comenzar a hablar en otro idioma (lengua), y pueden continuar hablando en este idioma, por un acto de su voluntad, cuando así lo decidan. No pueden entender lo que están diciendo, pero pueden hablar con expresividad, fluidez y suavidad. Su lengua particular puede identificarse como una lengua conocida, una de las “lenguas humanas” (1 Corintios 13:1), y en ocasiones un nativo de esa lengua puede entenderlo. O puede ser un lenguaje celestial, una de las “lenguas ... angélicas” (1 Corintios 13:1). Casi nunca la lengua dada por Dios a una persona es un idioma que la persona ha aprendido a hablar, ni siquiera en parte.
Normalmente, los que hablamos en lenguas reservamos el don uso en nuestros devocionales privados, pero algunos hablan movidos por el Espíritu en entornos de adoración, o muy ocasionalmente, en una situación secular pública. De vez en cuando, el Espíritu inspira a alguien a hablar temporalmente en una lengua completamente distinta a la suya común para comunicarse con otra persona. Una vez, hablé en griego, y otros lo entendieron. Nunca he hecho esto desde entonces, que yo sepa. También se sabe que hablo en ruso y coreano, así como un idioma utilizado por los habitantes indígenas de las tierras altas de Guatemala.
Estaba ministrando en la ciudad de Guatemala en una reunión de líderes. Estábamos orando en el Espíritu, y porque estaba al frente, estaba orando por el micrófono. De repente, Harold Caballeros, el principal líder del grupo, me detuvo. “¿Sabes lo que estás diciendo?”, preguntó en inglés. Harold sabe bastantes idiomas.
Levantó dos dedos. “En primer lugar, estás hablando coreano. En segundo lugar, estás hablando k’iche’ (o quiché), el idioma nativo de la gente de las tribus de las montañas centroamericanas”. (Ese nombre de idioma me sonó como la palabra “quiche”; nunca había oído hablar de él).
Eso fue increíble, por supuesto, pero déjame decirte lo que sucedió después. Todos fuimos al Congreso Mundial sobre Evangelismo, celebrado en un centro de convenciones en la ciudad de Guatemala. Estaba hablando en el podio cuando una unción vino sobre mí para hablar en lenguas. Casi de inmediato, unos cien hombres y mujeres de baja estatura llegaron corriendo al frente, todos vestidos con ropa hecha con la misma impresión de tela, lo que los identificó como provenientes de la misma aldea. Aparentemente, estaba hablando en k’iche’ nuevamente, y evidentemente los había convocado para que se presentaran. En este caso, no era necesario interpretar el mensaje en lenguas, porque estos hombres y mujeres que hablaban k’iche’ podían entender cada palabra. El Espíritu Santo vino sobre ellos como grupo, y fueron sobrecogidos por Su glorioso poder.
Propósitos de hablar en lenguas
Cuando una persona habla en una lengua, él o ella usa órganos vocales normales, pero la mente consciente no juega ningún papel en la operación del don. Sin embargo, cuando una persona se siente inspirada para hablar en lenguas públicamente, tales expresiones serán, idealmente, seguidas de una interpretación en el idioma nativo de los oyentes.
Orar y hablar en lenguas representa una comunicación personal con Dios, una comunicación que siempre da en el centro de la diana, a pesar de las limitaciones de nuestra comprensión humana. La comunicación con Dios edifica nuestros espíritus cada vez. Pablo explicó: “Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios… El que habla en lenguas, a sí mismo se edifica” (1 Corintios 14:2, 4).
Las lenguas no es la única forma de orar en el Espíritu Santo, pero es una de las formas principales. Tales oraciones conllevan adoración, por supuesto, y también incluyen con frecuencia la intercesión por un individuo, un grupo de personas o una situación.
Estoy convencido de que el Señor a menudo usa este modo de orar para reprender a las fuerzas de las tinieblas, que pueden comprender la reprensión sobrenatural incluso cuando los intercesores no pueden hacerlo. Seguramente, en tales casos, la victoria a menudo se gana mediante una combinación de la oración en lenguas y los dones de fe y discernimiento.
Orar en lenguas también es una forma poderosa de expresar alabanzas victoriosas a Dios, usando palabras que son mucho mejores de las que podemos escoger nosotros.
Dios a veces usa el don de lenguas como una señal de Su gloriosa presencia en una asamblea. Esto puede ser particularmente poderoso como una señal para los no creyentes, y el don ha demostrado ser muy efectivo en el campo misionero para convencer a aquellos que aún no creen en Dios. “Así que las lenguas son una señal, no para los que creen, sino para los incrédulos” (1 Corintios 14:22). Como señal, el don de lenguas expone a los incrédulos a la realidad de que Dios está vivo y está personalmente involucrado en las vidas de Sus hijos. Además, las declaraciones en lenguas desconocidas significan que la resurrección de Jesucristo realmente sucedió; que Él ha resucitado y glorificado. Pedro dijo a los incrédulos asombrados en el día de Pentecostés: “Así que, exaltado a la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, [Jesús] ha derramado esto que vosotros veis y oís” (Hechos 2:33). El don de lenguas fue una señal poderosa para los observadores en el día de Pentecostés que sabían con certeza que ninguno de esos galileos sin educación podría haber aprendido tantos idiomas distintos. (Ver Hechos 2:7–11). Como vemos en el primer episodio de hablar en lenguas en masa, tales acontecimientos sobrenaturales pueden resultar en un evangelismo increíblemente exitoso. (Ver Hechos 2:41, 47).
Pautas claras
En 1 Corintios, Pablo escribió pautas muy explícitas para hablar en lenguas, tanto en privado como en reuniones públicas de la iglesia. Reconoció que no todos los que ejercen una lengua en comunión privada con Dios también ejercerán el ministerio público de lenguas. (Ver 1 Corintios 12:29–30). También indicó que, en una asamblea pública, está fuera de lugar hablar en voz alta en una lengua sin que Dios le incite mediante una dirección especial, y sin proveer la interpretación. (Ver 1 Corintios 14:18–19, 27–28).
Las expresiones públicas en lenguas deben ocurrir dentro de las pautas del fruto del Espíritu (ver Gálatas 5:22–23), y deben interpretarse en un lenguaje comúnmente entendido. Las pautas para hablar en lenguas, por lo tanto, siempre dependerán de la situación. Debemos respetar el protocolo de la casa particular de la adoración. “Así que, hermanos …no impidáis el hablar lenguas”, dijo Pablo, “pero hágase todo decentemente y con orden” (1 Corintios 14:39–40 RVR60). “Decentemente y con orden” significa cosas diferentes en diferentes lugares. Nunca está mal seguir las instrucciones de Pablo de “procurad alcanzar el amor; pero también desead ardientemente los dones espirituales” (1 Corintios 14:1).
Acerca de este Plan
Aprenda cómo el Espíritu Santo opera en las vidas de los creyentes a través de los dones espirituales. Explore los nueve dones en 1 Corintios 12, con ejemplos bíblicos y aplicaciones contemporáneas. Estos no son los únicos dones que Dios le da a su pueblo, pero son vitales para comprender y activar, guiados por Él, el cumplimiento de la Gran Comisión derramando su amor, gracia y poder.
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Nos gustaría agradecer a Whitaker House por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.espanolwh.com/book-authors/james-w-goll/