Moviendo Cielo y TierraMuestra

Día 1

Comenzando tus movimientos

No existen coincidencias y si entraste a este plan es porque deseas un cambio en tu vida.  Será un honor ser esa amiga que te dará ese tierno empujón para que te atrevas a lograr la encomienda que te estás planteando. De eso se trata este devocional, en el que utilizo la analogía del nacimiento y crecimiento de una flor para guiarte por los cinco pasos hacia la sanidad emocional, que te llevarán a renacer. Deseo que, al terminar este plan, tomes la decisión de superar obstáculos, derribar barreras y avanzar, por encima de las circunstancias. 

Si te atreviste a leer estas líneas, es una señal de que reconoces tu deseo de renacer. Por eso lo escribí, por personas como tú, decididas y valientes, dispuestas a trabajar y hacer todo lo posible por un cambio.

Muchas veces, el llamado de Dios se manifiesta como una inquietud o incomodidad. Si eso es lo que sientes, déjate guiar por el Padre. Lo más seguro es que te espera alguna gran encomienda, y Él desea prepárate para ello. 

Con estos cinco pasos o movimientos, deseo ayudarte a que te atrevas a sacudir lo terrenal, para abrirle paso a lo celestial, en tu vida y en tu ser. Que entiendas que cuando se trata de tus sueños, debes lanzarte y dar “el todo por el todo”. Camina con paso firme, confiando en ti y más aún, en Dios, porque con Él en tu vida, florecerás aunque caigas en terreno pedregoso. 

Recuerda que para lograr ser quien fuiste destinado a ser, debes mirar al cielo y dar los pasos que te lleven a escalar las espinas de tu vida, por el tallo de tu propósito, para dejar florecer tus dones. ¡Retoma tu vida, mueve el cielo y la tierra y atrévete a renacer! 

“Alza tus ojos y mira, la cosecha está lista.” – Juan 4:35

¡Llegó tu momento de RENACER!  

Ora conmigo: Señor, reconozco que siempre tenemos algo que mejorar y a la vez siempre podemos acercarnos más a ti. Te pido que durante estos seis días me traigas ese mensaje que mi alma necesita y me bendigas con múltiples manifestaciones que me guíen y me muestren tu encomienda. Señor, aquí me tienes dispuesto, toca mi vida, dame el valor que necesito para renacer.  Amén.