Me Divorcié y Ahora ¿Qué?Muestra
Escoge sanar
En una ocasión Jesús se acercó a un hombre que se encontraba en el estanque de Betesda. Llevaba 38 años enfermo y cuando Jesús lo vio acostado allí le preguntó: “¿quieres ser sano?”. Jesús quería sanarlo. Sin embargo, él comenzó a quejarse y a poner excusas de por qué no había podido ser sanado. Agraciadamente la historia tuvo un final feliz; Jesús lo sanó. Sin embargo, muchas veces cuando pasamos experiencias dolorosas nos aferramos a la herida.
Comenzamos a ver que la herida comienza a cicatrizar y nos exponemos a situaciones que provocan que la misma se abra nuevamente. Comenzamos a escuchar canciones con letras que no nos edifican, buscamos recuerdos que nos torturan y tratamos de mantener una comunicación o saber cada paso que da la persona con la que estuvimos casados. Entonces, parece que no queremos ser sanos.
Si algo te puedo asegurar es que Dios quiere sanar tu corazón y curar tus heridas. Sin embargo, depende de ti aceptar esa sanidad. Cuando pasé mi proceso de divorcio yo estaba lista para sanar. No puse excusas, aunque inicialmente mantenía la esperanza de reestablecer la relación. Al final, tuve dos divorcios: el oficial y el emocional. En este último me tocó soltar por completo la relación porque la herida no iba a cerrar mientras me mantuviera pendiente a una posible reconciliación. Dios es capaz de restaurar aun lo que parece no tener remedio, pero si la otra parte está dispuesta y esa no fue la realidad.
Entonces, me tocó llorar y pedirle al Señor que sanara mi corazón. Para ser sano, el primer paso es aceptar que te duele la herida. El segundo paso es desear sanar y el tercer paso es decirle a Dios: quiero ser sano. Sin duda alguna, el Señor está ahí para curarte y para consolarte. Escoge sanar y verás como llegará la paz y la seguridad que tu alma necesita.
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Has terminado una relación y no sabes qué hacer? Este plan de estudio constará de cinco días de reflexiones, sustentadas en la palabra de Dios, que te llevarán a descubrir que hay esperanza después de un proceso de divorcio o separación. El Señor quiere sanar tu corazón dolido de cada experiencia traumática para que puedas perdonar, restaurar tu vida y volver a empezar.
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Nos gustaría agradecer a Elizabeth Vargas por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.masquevivir.com