Que nada te impida crecerMuestra

Transformación

Miqueas 6.8

¡No! Oh pueblo, el Señor te ha dicho lo que es bueno, y lo que él exige de ti: que hagas lo que es correcto, que ames la compasión y que camines humildemente con tu Dios.

Justicia, misericordia y humildad es lo que se espera de quienes decimos ser servidores de Cristo. El camino del cristiano es uno de grandes retos, pero también de grandes propósitos. Por lo tanto, debemos estar a la altura del reto. Cuando venimos al Señor y comenzamos a leer la palabra, y a interactuar con el Espíritu Santo se nos quita un velo de nuestros ojos que nos permite ver todo lo que podemos hacer y todo aquello que debemos dejar atrás. Madurar en la fe es dejarnos moldear por el alfarero, aunque eso implique dolor. Eso incluye dejar lo que nos ata al mundo para dar paso a la vida plena que el Señor diseñó desde el principio. Mostrar justicia y misericordia a quienes pensamos nos hacen daño, es someternos en humildad a los designios de la Palabra. Cuando un niño está creciendo sus pequeños huesos comienzan a estirarse y a doler. Cuando estamos creciendo espiritualmente comenzamos a estirarnos y eso suele causar dolor, pero al completar el proceso de crecimiento descubrimos que hemos avanzado y que el dolor valió la pena. Entrar en la presencia del Señor por medio de la oración y la palabra nos produce cambio, verdadera transformación. Aceptar que es, por medio del cumplimiento de la palabra, que podemos ver nuestro propósito es asumir el lugar que nos fue designado desde el principio. Dios no se conforma con seres humanos que se escudan en su humanidad para dejar de hacer el bien. Él quiere siervos que se levanten para hacer cumplir la Palabra y para eso se necesita ser íntegro, valiente y esforzado. Jesús mismo tuvo que asumir su doloroso rol para conquistar y darnos la gran victoria. El llamado es para todos, pero solo unos cuantos develan el carácter de Cristo en sus vidas.

¿Qué necesitas que Dios transforme en tu vida?

Oración para ser transformados

Señor Jesús, nos presentamos ante ti reconociendo que tenemos necesidad de ti y que para servirte como lo mereces debemos ser transformados por tu Santo Espíritu. Ayúdanos a entender tu voluntad y tus caminos, en el nombre de Jesús Amén.