Vergüenza 

No soy lo suficientemente buena ... debo ser perfecta para superar mi pasado ... si la gente supiera quién soy por dentro ... no soy importante ... he pecado demasiado para ser perdonada ... indigna de Dios ... Nadie jamás podría amarme ...

La vergüenza es uno de los mayores obstáculos para una relación con Cristo. Mientras que la culpa es la creencia de que hemos hecho algo mal, la vergüenza nos dice que algo está mal en nosotras. Debido a que creemos que hay algo fundamentalmente mal en nosotras o que estamos más allá del perdón, levantamos muros que mantienen a Dios a distancia y solo nos enfocamos en hacer lo mejor que podamos por nuestra cuenta. Nos esforzamos para compensar nuestros defectos o nos retiramos a nosotras mismas y a comportamientos negativos, mientras deseamos poder encontrar la paz siendo quienes somos. Pero, eso nunca sucede. No hasta que nos abramos a la verdad que puede liberarnos.

Ya sea que nuestra vergüenza provenga de un rechazo o abuso en nuestro pasado, un trauma mayor, una discapacidad física o cualquier otra fuente, todo debe llegar a la cruz si queremos ser libres de ello. Nunca estaremos libres de eso por nuestra cuenta. El enemigo seguirá mintiéndonos y nunca encontraremos la paz y la aceptación que tanto anhelamos.

A los pies de Jesús, sin embargo, la vergüenza puede morir. Finalmente podemos darnos cuenta de la verdad sobre nosotras mismas y de que somos total y completamente dignas de amor por Él.

Al volver a la Palabra de Dios, encontramos versículos que destrozan la vergüenza, como Romanos 8: 1, que nos dice que no hay condenación para aquellos que estamos en Cristo; Salmo 103: 12, que dice que Él ha quitado toda transgresión de nosotras y las envía tan lejos como está el oriente del occidente; 2 Corintios 5:21, que dice que estamos bien con Dios por causa de Cristo; y Romanos 8: 31-21, que dice que nada, absolutamente nada, puede separarnos de Su amor.

Mujeres, sea cual sea la vergüenza que lleven, es una carga que se puede dejar. Puedes ser libre y estar en paz contigo misma y con quién eres si aprendes lo que dice la Palabra de Dios: que eres total y profundamente amada solo porque eres Suya. No tienes que compensar nada que hayas hecho o que te hayan hecho. Todo lo que necesitas hacer es encontrar la verdad y dejar que te libere.

Preguntas: 

1. ¿De qué te avergüenzas? 

2. ¿Cómo afecta tu vergüenza a tu vida diaria? ¿Cómo afecta tu relación con Dios? 

3. ¿Estás dispuesta a leer Su Palabra y descubrir lo que Él dice de ti, o vas a seguir creyendo mentiras y permanecer prisionera de la vergüenza?