Un Padre AmorosoMuestra

El hijo mayor.

Cuando escuchamos esta parábola, siempre pensamos en el hijo pródigo que vuelve a casa. Pero ¿Qué podemos decir acerca del hermano que nunca se fue?

El hermano mayor era el hijo aparentemente impecable. Trabajaba para su padre, le obedecía, se comportaba. Sin embargo, cuando leemos la historia, podemos ver que tenía problemas de carácter. Cuando su hermano regresó, sintió envidia y enojo.

Me atrevo a decir que existen más hermanos mayores que hijos pródigos. Son esas personas que nunca se han apartado del camino, participan en todas las programaciones, obedecen la palabra de Dios, tal vez son líderes, pero por dentro no están bien. 

A veces están tan ocupados trabajando para Dios, que no tienen tiempo para estar con Él. Al parecer perfectos, señalan a los que se apartar o flaquean. Y aunque por fuera parecen ser intachables, su corazón necesita ser cambiado. 

También puede que seas el hermano mayor con fallas y pecados que nadie conoce, sin embargo, no quieres alejarte de tu Padre. Luchas por cambiar, no eres perfecto y lo reconoces, pero sabes que en la casa de tu padre tienes la oportunidad de mejorar. 

La parábola pudo ser contada perfectamente sin mencionar al hermano mayor, pero Jesús lo puso ahí con un propósito. No todos dejamos el hogar, pero que nos quedemos no significa que seamos perfectos. Estoy en la iglesia, pero escucho música que me aleja de Dios. Participo en los cultos, pero critico a los demás hermanos si veo que no hacen algo bien. Me molesto porque le dieron un cargo a fulano y no a mí, yo lo merecía más.

En resumen, somos hijos imperfectos, pero tenemos a un Padre perfecto que desea moldear nuestro carácter hasta que un día seamos tan parecidos a Él. Es por lo que, en la parábola, el Padre no se olvida de su hijo mayor, sino que va a buscarlo y le ruega que entre también a la fiesta.

Tenemos un Dios que no deja pasar por alto nuestros esfuerzos, Él nos bendice y nos ama. Celebremos junto a Él nuestras victorias y las ajenas, pues eso es lo que nos ha enseñado nuestro Padre en el hogar. 

Gracias por permanecer.

Leslie Ramírez