Las Buenas Noticias De Dios - Parte 1Muestra

¡Buenas noticias! El cordero de Dios 

Prepárate para lo que aprenderás hoy acerca de Jesús. 

Versículos 29 al 30: Observa que el Bautista llama a Jesús el cordero de Dios; el cordero era un animal usado especialmente para los sacrificios en el Pueblo de Israel y era la base del perdón de Dios por los pecados y de la liberación del juicio divino. Por eso el Bautista, refiriéndose a Jesús dice “Este es aquel de quien yo dije” (v. 30), identificándolo como el único que puede quitar los pecados del mundo y librarnos del castigo eterno. (Ver Ex. 12:1-28; Is. 53:6-7) 

Versículos 31 al 34: La madre del Bautista y de Jesús eran parientes (ver Luc. 1:36), así que de alguna forma ellos también lo eran, y es probable que se conocieran desde antes del bautismo, porque el Bautista reconoció a Jesús desde el momento en que lo vio (ver Mat. 3:14).  Aún así, el Bautista dice dos veces “Y yo no le conocía” (V. 31 y 33), refiriéndose a Jesús, intentando decir que solo cuando vio la señal del Espíritu Santo, supo que Jesús, además de ser su pariente era el Cristo.

El Bautista predicaba sobre el arrepentimiento y los que creían venían a él arrepentidos y eran bautizados, una experiencia hermosa pero externa, en cambio Jesús trae algo mucho mejor, como el cordero de Dios, trae el perdón de los pecados y el bautismo con el Espíritu Santo, es decir, nos limpia y nos regenera desde el interior. 

¿Sientes que tus pecados son muchos y te dominan? ¿Te gustaría recibir la ayuda del Cordero de Dios? ¿Te gustaría un cambio desde el interior?  

Si tus respuestas son afirmativas, puedes guiarte con la siguiente oración:  

Señor, reconozco que en muchas áreas de mi vida he hecho las cosas a mi manera, sin tenerte en cuenta. Acepto mis pecados y que no tengo nada para ofrecerte en pago por ellos. Lo único que puedo decir es que quiero cambiar, que estoy arrepentido. Gracias por enviar a Jesús, el mejor y único sacrificio por mis Pecados. En este momento, lo acepto en mi vida como el cordero que murió en mi lugar. Gracias por perdonarme y darme vida eterna. Amén.