El Profeta Daniel: Ejemplo De Consagración a DiosMuestra
5. Caminar consecuente con Dios
¿Qué hizo Daniel ante las medidas gubernamentales de prohibir culto y adoración a Dios? En el verso 10 leemos:” Cuando Daniel supo que había sido firmado el documento, entró en su casa (en su aposento superior tenía ventanas abiertas en dirección a Jerusalén), y como lo solía hacer antes, continuó arrodillándose tres veces al día, orando y dando gracias delante de su Dios”.
¿No te parece una respuesta increíble cuando se tiene puesto precio sobre tu cabeza? Daniel no cambio sus hábitos espirituales porque había una ley con pena de muerte, porque Daniel era coherente ¿Qué haríamos nosotros en el lugar de Daniel? En estos tiempos en que está tan maltratado el testimonio cristiano, nos hace falta convertirnos en personas de integridad y coherencia.
El mejor indicador de una persona consagrada es la integridad. Y la integridad no se pregona, se vive y es lo que nos hace una persona confiable, que hace que las empresas quieran contratarnos, o los vecinos elegirnos para un cargo en la asociación de vecinos, etc. La integridad cuando es real deriva en confiabilidad. Nos hacemos confiables para la gente.
Una vida de integridad genera indefectiblemente confianza en las otras personas, y habla de nuestro buen testimonio. La conducta coherente con las palabras, la disponibilidad a cumplir con los compromisos contraídos, la responsabilidad de las tareas atinentes a los roles que nos competen, demuestran en forma elocuente nuestra integridad. Esa es la verdadera espiritualidad. La confianza tiene que ver también con la capacidad de mantener y cumplir los compromisos hechos. De hacer honor a los acuerdos suscritos con la gente, y de ser consecuentes y coherentes con unos valores y principios que declaramos tener.
La persona íntegra debe ser ejemplo, no solo de la claridad, sino de la constancia, de la confiabilidad, estableciendo una apostura clara y sin ambigüedades. Necesitamos ser como Daniel, sin posturas dudosas, ni ambivalencias; sin actuar por conveniencias, ni buscando las aprobación de otros (salvo Dios).
No se consigue la confianza de las personas mediante exhortaciones; se logra mediante el ejemplo, en hechos y en palabras. Cuando somos consecuentes, en nuestro comportamiento, con nuestras creencias y valores, aun ajenos a las consecuencias, mostramos una conducta signada por la integridad y ganamos credibilidad ante las personas.
Escrituras
Acerca de este Plan
Un ejemplo digno de imitar en consagración, obediencia y fidelidad a Dios es el profeta Daniel. Él se mantuvo en ejercicio durante el reinado de cuatro reyes, durante los cuales su fidelidad a Dios le gano en varias ocasiones poner su vida en peligro, pero nunca vaciló en sus convicciones. La historia de su vida es digna de imitar.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/