Naciste Para GanarEjemplo

La actitud de un campeón

Nuestra actitud en la carrera de la fe es clave para nuestro éxito o nuestra derrota. 

¿Te has sentido ilusionado y entusiasmado por algún sueño o meta en tu vida y de pronto todo sale mal? O tal vez, has tenido un pasado difícil, el cual te ha dejado con heridas que no has podido sanar. Cuando esto ocurre muchas veces viene el desaliento y el desánimo. Si lo permitimos, nuestra actitud se convierte en una que es amarga e indiferente.

Tal vez digas: “Ya no quiero volverlo a intentar; no me veo como un ganador, sino como un fracaso”. Nuestra actitud comienza a ser menos entusiasta después de varias caídas y fracasos en la carrera. Muchas veces me he sentido así hasta que me dí cuenta que esa actitud no me ayudaría en nada; al contrario, me mantendría en un lugar de estancamiento y de derrota por el resto de mi vida. 

Dios quiere que nos despojemos del viejo hombre; es decir, de nuestra vieja manera de ser y de pensar. Él quiere que seamos renovados en la actitud de nuestra mente y que nos pongamos el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad. Si cambiamos nuestra manera de pensar, cambiará nuestra actitud y nuestra manera de vivir. 

Acude a Dios y adopta una actitud nueva con Su ayuda. No importa qué tan derrotado te sientas, ni cuantas veces hayas fallado. Dios dice que eres ¡más que vencedor!. Decide levantarte, sacudirte y correr de su mano. Si te caíste, levántate, aprende de esa situación, da gracias a Dios y vuelve a intentarlo.  Por ningún motivo permitas que las malas experiencias de la vida cambien tu actitud y te roben el gozo de Dios. ¡Esa es la actitud de un campeón!