Los Enemigos De Tu PropósitoMuestra

Comparación

Por otro lado, la comparación es un mal que nos quita tanta energía y que nos conduce a la envidia. Tenemos un Padre que nos ama y que tiene un trato especial e individual con cada uno de sus hijos. Nada de lo que hagamos hará que él nos ame más o nos ame menos. Dios nos ama porque él es así, él es la esencia misma del amor, por lo tanto, nada hará que deje de amarnos como lo hace. 

Si comenzamos a mirar lo que no tenemos, en vez de ver lo que sí tenemos entonces comenzaremos a experimentar una vaga sensación de que algo nos falta. Y es ahí donde comenzaremos a mirar a otro lado para descubrir, de manera errónea que queremos lo que otros tienen. Pudiéramos decir que hoy la tendencia principal de los individuos es a espiar en la vida ajena. Y es que las redes sociales nos llevan por ese camino, un tanto desacertado, que nos llena de resentimiento y envidia. No quiero decir que las redes sociales son pecaminosas o malas en sí mismas, pero si la intención del corazón es comenzar a buscar en las redes lo que creemos que nos falta, entonces ese es el camino incorrecto. 

Tenemos todo lo que necesitamos en Cristo Jesús, no en las tendencias, ni en los logros que otros tienen o suelen exponer. Comparar nuestra vida a la luz de otro que no sea Jesús es como decir o pensar que Dios es un padre injusto que le da un trato privilegiado a unos y se olvida de otros. En cambio, si vamos delante del Señor con humildad y reconocemos que no somos merecedores de la gracia que es depositada en nosotros, entonces dejaremos de compararnos y estaremos agradecidos en todo. 

Ser humildes es lo que Dios espera de nosotros, Él desea que aprendamos a vivir conforme a la vida que está establecida para cada uno, y esa es una vida plena. Pero la plenitud está centrada en la figura de Jesús, quien con su ejemplo nos enseñó a vivir con lo necesario. 

Si vamos a ver la vida de otros que sea para alegrarnos, para aprender y para bendecir sus vidas. Que la comparación no nos llene de amargura ni envidia. Que nuestra humildad sea nuestra carta de recomendación y nuestra marca personal. Que seamos reconocidos por lo que Cristo ha hecho en nosotros y que seamos de bendición para otras vidas.

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