La Búsqueda Mas GrandeMuestra

Introducción

En Mateo 22, cuando un fariseo le preguntó a Jesús cuál era el mandamiento más grande, él redujo los mandamientos del Antiguo Testamento a una simple palabra: Amor. Esta palabra puede ir en dos direcciones: vertical y horizontal, Dios y nuestro prójimo. Para los eruditos del tiempo de Jesús, que un carpintero de Galilea que se transformó en Rabino simplificara su sistema entero de creencias de tal manera era absurdamente simplista. Sin embargo, eso era justamente lo que Jesús pretendía hacer. 

En la lista de deseos de Dios para nuestras vidas, ¿cuál es la prioridad? ¿Cuál es el mandamiento que eclipsa todos los demás mandamientos? Es la palabra griega «Ágape», que se traduce como «Amor». Jesús nos llama a una relación íntima de amor con Dios, quien nos amó primero (1 Juan 4:19) y a amar a nuestros prójimos, cercanos y lejanos (los que creen y los que no creen), de la misma manera en la que nos gustaría ser amados. Este plan devocional de Juan 15 es un análisis profundo de cómo buscar, apasionadamente y con propósito, cada una de estas tres relaciones. En este pasaje de las Escrituras encontraremos cómo amar profundamente en cada dirección. 

Este pasaje de las Escrituras nos ayuda a organizar y priorizar las cosas en nuestras vidas. Es simple y al mismo tiempo extraordinariamente poderoso. Sigue un orden secuencial muy específico. Pasamos de una vida llena del amor de Cristo a desbordar con ese mismo amor por los creyentes y después por los no creyentes. Nos ayuda a descubrir una vida que satisface profundamente, como dijo Tascio Cecilio Cipriano, obispo de Cartago, a su amigo Donato acerca de los cristianos: «Ellos son personas buenas que han descubierto el gran secreto de la vida. Han encontrado un gozo y sabiduría que es mil veces mejor que cualquiera de los placeres de nuestra vida pecaminosa».

También nos ayuda a aprender acerca del significado de nuestras vidas. Descubrimos cómo hacer valer nuestras vidas para la eternidad y no solo en el tiempo. Nuestro gran llamado en la vida es ser conductores del amor de Dios desde el cielo a las personas en la tierra. Nos alzamos al cielo y habitamos en Cristo, y al mismo tiempo nos acercamos al mundo y amamos a nuestro prójimo más cercano, y amamos y testificamos a nuestro prójimo más lejano. 

Te animo a que hoy puedas amar en ambas direcciones y que repitas mañana lo mismo que hoy.