La Búsqueda Mas GrandeMuestra
El Labrador y su fruto
En Juan 15 encontramos tres importantes relaciones que Dios nos llama a buscar con propósito y apasionadamente: Amar al Señor nuestro Dios por sobre todas las cosas, lo cual logramos al habitar en Cristo. Amar a los creyentes, nuestros prójimos más cercanos, como Cristo nos amó. Amar a los no creyentes, nuestros prójimos más lejanos, de una manera que podamos llevar frutos y ser de testimonio para ellos, dándoles el regalo de conocer a Jesús como su Salvador.
Jesús también nos habla en Juan 15:1–3 acerca de la vid, el rol del Padre y de dar fruto. En el Antiguo Testamento, Israel fue comparado con una vid; era un símbolo nacional. A ellos les había sido dada una posición muy importante de parte de Dios. Si un gentil quería convertirse en seguidor de Dios, tenía que unirse a la vid, que era Israel. Sin embargo, los israelitas le dieron la espalda a Dios muchas veces como nación. En el Nuevo Testamento Jesús se convierte en la vid verdadera. Ahora encontramos salvación y la bendición de Dios para toda nación a través de Jesucristo.
Luego de establecer su identidad como «La Vid Verdadera», Jesús habla de su Padre, el Labrador. Para que un viñedo prospere, es necesario un labrador, que esté constantemente atento a las necesidades de la vid, sus ramas y su fruto. Él provee lo necesario para estimular el crecimiento, protege a la vid de los factores que puedan dañarla y la poda para que tenga más fruto.
Cuando Jesús habla acerca de las ramas, que somos nosotros, habla acerca de los que producen fruto y de los que no. Para aquellas ramas que no producen fruto, el Padre tiene un cuidado especial. Toma esas ramas y las levanta lejos de la tierra para que puedan obtener lo que necesitan para crecer y dar fruto. Y las ramas que sí producen fruto, las poda y les corta cualquier cosa que pueda interferir con la máxima producción de fruto. Él es un Dios que hará lo que sea para que los creyentes que están en dificultades puedan ser nutridos de una vida en Cristo, confíen solo en él y lleven buen fruto.
¿Alguna vez te has preguntado qué es el fruto? Es la expresión externa y tangible de la dinámica de la vida de Cristo en nosotros. Puede ser un carácter piadoso, buenas obras, nuestro dar y nuestra adoración. Todos estos frutos pueden ser logrados solamente a través de la fuerza de Cristo, para la gloria de Dios pues poseen un valor eterno.
A través de su gracia Dios nos limpia y nos une a la «Vid Verdadera» que es Jesús. Lo hace con un amor que es salvaje, escandaloso y absurdamente incondicional, para que llevemos buen fruto.
Acerca de este Plan
Tal vez Juan 15 sea el capítulo más importante de la Biblia acerca de la vida espiritual. En este plan descubriremos que la vida se trata mayormente de la búsqueda de tres relaciones importantes: con Cristo, con los cristianos y con los no cristianos. También exploraremos cual es nuestra responsabilidad principal hacia cada una de estas relaciones y cómo llevar adelante, apasionadamente y con propósito, cada una de ellas.
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Nos gustaría agradecer a Grace School of Theology por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://gsot.edu/center