No estaremos desamparados

En el pasaje de hoy leemos una canción escrita por el Rey David que comienza con una declaración de alabanza y gratitud por la victoria de Dios. Nos recuerda que no importa cuan difícil sea la situación, jamás estamos solos porque nuestro Dios permanece al lado nuestro para siempre.

Algo que he aprendido en estos treinta años en el ministerio es que el temor a estar solo es una de las preocupaciones centrales del ser humano. No importa cuantas veces repitamos frases como “mejor solo que mal acompañado”, muchas veces preferimos malas compañías a la soledad.

David supo lo que era estar en soledad. Pasó mucho tiempo de adolescente solo en los montes cuidando las ovejas de su padre y fue solo a enfrentar al gigante Goliat. Fue bendecido por Dios con victorias y reconocimiento de su pueblo, pero perseguido injustamente por Saúl. Debió refugiarse solo en el desierto y finalmente llegó a una cueva donde se le unieron personas derrotadas y rechazadas por la sociedad de su época.

Debió huir solo en una ocasión al ser perseguido por su propia familia ya siendo rey. Es decir, que cuando escribe el Salmo 9, sabe exactamente de lo que está hablando. Se puede buscar a Dios en todo momento, el que lo busca lo encuentra y no hay un mayor recurso para no sentirse solo jamás, que la Presencia de Dios. Él no abandona a quienes lo buscan.

¿De quién quieres estar rodeado? Algún día, probablemente algunos de los que nos rodean partirán antes que nosotros pero podremos superar la separación si nuestro mayor anhelo es el no separarnos de Jesús jamás.

Él está con nosotros todos los días hasta el fin y siempre estará cercano a aquel que lo busque.

Que Dios te regale la oportunidad de estar rodeado de buena gente toda tu vida y ojalá no te falten amigos y hermanos fieles que recorran el camino contigo, pero por sobre todas las cosas, deposita tu confianza en Dios y viví el milagro de no sentirte solo jamás.

Oración

Te doy gracias Señor por tu Presencia que siento siempre cercana. Basta solo con nombrarte y puedo sentir el abrazo de tu amor. Gracias por la gente que puedo llegar a tener alrededor pero mi anhelo principal es estar siempre cerca de ti. Padre, pongo mi confianza en ti y declaro tu Presencia sobre mi vida, mi casa y mi iglesia, porque Tú no abandonas a los que te buscan.