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Aprendiendo a dominar la lenguaMuestra

Aprendiendo a dominar la lengua

DÍA 9 DE 11

Poniendo freno en la boca – Parte I

"Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación. Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo" Santiago 3:1-2 (RV60).

Poniendo freno en la lengua para no ofender

Santiago afirma que “todos ofendemos muchas veces”. La palabra griega traducida como «ofendemos» no implica una caída fatal, sino algo que nos hace que resbalemos y que dificulta nuestro progreso con el Señor.

Ofendemos de palabra a otros con nuestras críticas, chismes, calumnias, crueldad; o con halagos y palabras poco sinceras destinadas a ganar el favor de los otros. Ofendemos también cuando usamos un estilo altivo, prepotente, carente de amor. Pero si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto. Con esto Santiago proveyó una forma de medir la madurez espiritual de los maestros y de todos los cristianos. El que usa su lengua para edificar, construir, instruir, exhortar constructivamente, expresar amor, demuestra la madurez de su corazón. 

Con esto Santiago expresa el valor de aprender a dominar la lengua. El creyente, pues, necesita aprender a poner freno en su lengua, como se pone freno en la boca del caballo. He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo. Imagínese la potencia y fuerza de un caballo, siendo puesto bajo control con una simple brida en su boca.

Otra metáfora útil es la del timón que permite controlar y barco. Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. Una tormenta muy fuerte o fuertes vientos puede empujar a un barco fuera de control, pero un timón también puede controlarlo y mantenerlo en el curso adecuado.

Así como dos pequeñas cosas como una brida y un timón pueden poner bajo control grandes cosas, del mismo modo, si tenemos control sobre nuestra lengua, podemos tener control sobre nosotros mismos. Cualquiera que pueda controlar la lengua, podrá “refrenar todo el cuerpo” (Santiago 3:2).

Escrituras

Día 8Día 10

Acerca de este Plan

Aprendiendo a dominar la lengua

La manera en que manejamos la lengua es un gran indicador de cómo están nuestros corazones ante Dios. La Biblia enfatiza en que lo que decimos es una indicación precisa de lo que hay en nuestro corazón. Si escuchamos con atención las palabras de una persona, podemos también escuchar lo que hay en su corazón.

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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/