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Aprendiendo a dominar la lenguaMuestra

Aprendiendo a dominar la lengua

DÍA 5 DE 11

El lenguaje construye nuestra realidad

Una forma de moldear positivamente nuestro corazón, es a través de la disciplina de hablar de aquello que edifica, nutre, fortalece, anima y reconforta. En ese sentido, la palabra de Dios nos exhorta: “hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;” Efesios 5:19 (RV60). “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.” Efesios 4:29 (RV60). Nuestro lenguaje construye y edifica hacia nuestro interior; nos reafirma. 

El lenguaje que utilizamos cotidianamente nos define y modela como personas. La forma en la que nos hablamos a nosotros mismos, y cómo le hablamos a los demás, es expresión de nuestras creencias y valores, de nuestras convicciones, emociones y de nuestra autoestima; de lo que hay en nuestro corazón. Nuestro lenguaje es un indicador de nuestra identidad, e impacta la forma como funcionamos. 

El lenguaje es una herramienta que nos impulsa, nos motiva, nos energiza; o, por el contrario, también nos puede llegar a estancar y nos desmotivar. De ahí la importancia de construir un lenguaje proactivo y positivo: un lenguaje bíblico (un lenguaje que tiene como contenido la verdad de la palabra de Dios). Esto implica leer y meditar en la palabra de Dios, y permitir que ella cambie nuestra vida.

Por otra parte, esto implica luchar contra nuestros automatismos y nuestros hábitos inefectivos a la hora de expresarnos. Los labios sabios no se hacen solos, para tener los labios sabios se necesita de intencionalidad, entrenamiento y enfoque, y usar la palabra de Dios como marco de referencia. La palabra de Dios purifica y santifica (Juan 17:17; Juan 15:3).

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Acerca de este Plan

Aprendiendo a dominar la lengua

La manera en que manejamos la lengua es un gran indicador de cómo están nuestros corazones ante Dios. La Biblia enfatiza en que lo que decimos es una indicación precisa de lo que hay en nuestro corazón. Si escuchamos con atención las palabras de una persona, podemos también escuchar lo que hay en su corazón.

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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/