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Aprendiendo a dominar la lenguaMuestra

Aprendiendo a dominar la lengua

DÍA 4 DE 11

¿Cómo traer sabiduría a nuestro corazón?

Somos en buena medida lo que son nuestras creencias y paradigmas. Nuestra forma de pensar determina nuestra forma de ser y, en consecuencia, nuestra forma de expresarnos. El sabio Salomón lo expresa claramente: “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él. Come y bebe, te dirá; Mas su corazón no está contigo.” Proverbios 23:7 (RV60). De modo que, si queremos hablar con prudencia, gentileza, integridad y sabiduría, necesitamos primero —en lo interno: en nuestros pensamientos y emociones— ser prudentes, gentiles, íntegros y sabios. Porque como dijo Jesús en Lucas 6:45 (RV60): “ (...) de la abundancia del corazón habla la boca”. Nos comportamos y hablamos en congruencia con la forma en que pensamos. Cambiar nuestra forma de hablar supone, entonces, cambiar nuestro corazón. Una estrategia fundamental implica revisar nuestras creencias y paradigmas, que son los que dan lugar a nuestras actitudes y conductas. 

Ahora, nuestro corazón se convierte en aquello con lo que lo alimentamos. Si queremos cambiar nuestro corazón debemos revisar la dieta con la que alimentamos nuestra mente: lo que leemos, lo que vemos en televisión, con quien pasamos tiempo compartiendo, aquello que captura nuestra atención, el tipo de conversaciones que acostumbramos a sostener. Eso requiere cierta claridad, conciencia personal y disciplina para alimentar nuestra mente con la información adecuada, que está representada por el alimento espiritual que es la palabra de Dios, la cual es dada para corregir nuestra forma de pensar.

¿Con qué información alimentas tu mente? 

Con lo que alimentas tu mente, es de lo que hablas. De lo que hay en nuestro corazón, es lo que compartimos con otros. Lo que hay en nuestro corazón se pone de manifiesto en el tono, actitud y contenido de lo que expresamos.

Escrituras

Día 3Día 5

Acerca de este Plan

Aprendiendo a dominar la lengua

La manera en que manejamos la lengua es un gran indicador de cómo están nuestros corazones ante Dios. La Biblia enfatiza en que lo que decimos es una indicación precisa de lo que hay en nuestro corazón. Si escuchamos con atención las palabras de una persona, podemos también escuchar lo que hay en su corazón.

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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/