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¿Alguna vez tuviste una conversación con un amigo que te dejó triste o molesto? ¿O alguna vez fuiste el amigo que dejó a otra persona triste o molesta? Nuestras palabras tienen el potencial de animar a las personas en nuestras vidas, pero también tienen el poder de ser increíblemente hirientes con quienes nos rodean. Nuestro trabajo es usar nuestras palabras bien, usar la autoridad que tenemos para hablar con los demás sabiamente. Después de todo, ¿no queremos todos ser personas que se edifiquen unas a otras? 

Esta semana, busca la manera de utilizar bien la autoridad que tienes con tus palabras. Envía un mensaje de texto alentador, escribe una nota o simplemente hazle un cumplido a alguien en tu vida para edificarlo.