Aprendiendo De Los Animales: El LeónMuestra

Los Leones No Sueltan A Su Presa

Joel 1:6 Porque pueblo fuerte e innumerable subió a mi tierra; sus dientes son dientes de león, y sus muelas, muelas de león.

Isaías 5:29 Su rugido será como de león; rugirá a manera de leoncillo, crujirá los dientes, y arrebatará la presa; se la llevará con seguridad, y nadie se la quitará.

Cuando Dios dice que le entregará algo a un león, éste lo agarra y nadie se lo puede quitar.

La idea de arrebatar, es la de agarrar, tomar algo fuertemente, capturar, aferrarse, mantener con fuerza.

Entonces, cuando Dios dice que le entregará algo a un león, éste lo agarra y nadie se lo puede quitar.

¿Cuántas promesas te ha dado Dios? Es importante que te aferres a cada una de ellas, que puedas arrebatarlas, capturarlas y entiendas que como cachorro del León nadie te las podrá quitar.

1 Corintios 15:2 nos dice: ...por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.

Desde nuestra promesa de salvación, es necesario aferrarse. No es sólo creer a la palabra, sino retener lo que has creído. Es jamás darte por vencido, es jamás soltarlo. De lo contrario, habrás creído en vano. La misma Escritura nos dice que aún los demonios creen y tiemblan (Santiago 2:19).

Apocalipsis 3:11 nos recuerda la importancia de esto; perder lo que tienes hoy, puede poner en riesgo todo el día de mañana. 

“Vengo pronto. Aférrate a lo que tienes, para que nadie te quite la corona.”

¡Retén lo que tienes! El león no suelta...

Un ejemplo de esto lo vemos en Jacob quien se aferró a su bendición y mantuvo la batalla contra un ángel, hasta rayar el alba y aún estando herido.

Veamos Génesis 32:25-26: Como vio que no podía con Jacob, le tocó en el encaje de la cadera, y el encaje de la cadera se le dislocó mientras luchaba con él. Entonces el hombre le dijo: —¡Déjame ir, porque ya raya el alba! Y le respondió: —No te dejaré, si no me bendices.

¿Cuántas cosas has soltado sólo porque te has sentido herido? Los hijos del León de la tribu de Judá, jamás sueltan a su presa.

Job es otro ejemplo, quien retuvo su integridad por encima de las circunstancias adversas que estaba viviendo: Y su esposa le dijo: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice tu Dios y muérete. Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios (Job 2:9-10). 

Los leones no se dejan intimidar por percepciones ajenas, ellos actúan de acuerdo a su identidad y no basado en opiniones o circunstancias.

Aprendamos del león, aférrate a lo que Dios te ha dado y ha prometido para ti.