El milagro llamado IsraelMuestra

Dios de los milagros

Génesis 17 relata la historia de cuando Dios hizo reír a Abraham: "Dijo también Dios a Abraham: A Sarai tu mujer no la llamarás Sarai, mas Sara será su nombre. Y la bendeciré, y también te daré de ella hijo; … Entonces Abraham se postró sobre su rostro y se echó a reír".

¡Abraham se rió! Dios le está hablando seriamente, ¡¿y él comienza a reírse?! 

La Biblia continúa: "(Abraham) dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir? Y dijo Abraham a Dios: Ojalá Ismael viva delante de ti. Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él".

Si te preguntas por qué el acuerdo de paz que firmaron en 2020 Israel, los Emiratos Árabes Unidos y los Estados Unidos se llamó los Acuerdos de Abraham, es porque ahí es donde comenzó el desacuerdo sobre la tierra. Hay quienes dicen que la tierra pertenece a los descendientes de Ismael, el primogénito. Pero justo allí, con esa promesa a Abraham, puedes ver a quién Dios escogió para darle esta tierra: Isaac. 

En Génesis 25, Isaac, que tenía 40 años, tomó a Rebeca como su esposa. (Entonces, si tienes 40 años y todavía estás soltero, hay esperanza. No te rindas). Isaac suplicó al Señor por su esposa porque ella era estéril. El Señor concedió su súplica, y Rebeca concibió. ¡Otro milagro! Sin embargo, los niños lucharon dentro de ella. Entonces, ella fue a preguntar al Señor, y Él dijo: "Dos naciones están en tu vientre. Dos pueblos serán separados de tu cuerpo; Un pueblo será más fuerte que el otro, y el mayor servirá al más joven". La explicación de Dios era contraria a toda tradición y costumbre entonces. Los caminos de Dios no son nuestros caminos. Los pensamientos de Dios no son nuestros pensamientos. 

En Génesis 32, leemos cómo en su camino de regreso a su país y familia, Jacob envió a sus esposas e hijos sobre el arroyo con lo que tenía; se quedó solo. Un Hombre luchó con él, y Jacob le preguntó: "¡Bendíceme!" El Hombre dijo: "Tu nombre ya no se llamará Jacob, sino ISRAEL; porque habéis luchado con Dios y con los hombres, y habéis prevalecido". Este fue el nacimiento de la nación de Israel. Luchar con Dios y prevalecer, ¡ese es otro milagro!

Así como Dios hizo un pacto eterno con Israel, Él hizo un pacto eterno contigo, a través de Jesús. ¡Él es nuestro milagro!