Hablemos De DiosMuestra

Dios no se cansa

A veces tenemos la impresión de que cansamos a Dios. Tal vez por esa petición que continuamente tenemos delante de Él, por las veces que le fallamos, por las quejas, o por otras ideas extrañas que puedan venir a nuestra mente. Cuando pensamos así, nos desganamos y pensamos que lo nuestro no es tan importante como lo de otros y no llegamos ante su presencia con el ánimo y las ganas que debiéramos.

Así que, es importante que sepamos que todo ese pensamiento de que cansamos a Dios es una gran mentira del enemigo. Cuando pensamos así, achicamos a nuestro Dios, aun cuando sea un gran disparate lo que acabo de decir, porque no hay nada ni nadie que pueda hacer menos a nuestro Dios. 

Lo que ocurre es que estamos atribuyendo a Dios una debilidad que Él no tiene. La palabra de Dios es muy clara cuando dice: “¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.” Is. 40:28

Si tenemos la impresión de que cansamos a Dios, desechemos ese pensamiento. Cuando llegamos ante su trono para traer nuestra oración, Dios no mira hacia el lado diciendo, “aquí viene este otra vez, siempre con lo mismo”. Todo lo contrario, Él es nuestro Padre y se regocija de que tengamos la confianza de llegar donde Él. Siempre nos recibe con nuevas misericordias, y cada día nos colma de beneficios,   Sal. 68:19

Dios quiere que tengamos una visión correcta de su poder, de su Majestad, de su amor, de cada uno de sus atributos. Es cierto que su entendimiento no hay quien lo alcance, pero Él se revela a nosotros en las Escrituras, en la naturaleza, y sobre todo a través de su Hijo Jesucristo.

Jesús nos dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.”  Mt. 11:28 Él nos recibe para renovar nuestras fuerzas, porque sus fuerzas son inagotables y eternas. Dios no necesita reposar, no requiere de siestas ni de vacaciones. Sencillamente, Él está en continua acción, siempre obrando. “No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel.”  Sal. 121:3-4

Gocémonos en la verdad de que nuestro Señor nos recibe siempre con amor, Él no se cansa de nosotros. Somos sus hijos y Él es nuestro amante Padre, que continuamente nos guarda y vela por nosotros. Por eso, amados míos, “Servid a Jehová con alegría; venid ante su presencia con regocijo.” Sal. 100:2