¡El Espíritu Santo es Dios!

Todos podemos decir hoy que el Espíritu Santo es Dios, pero no siempre fue así, esto se decretó en un concilio realizado en Nicea en el año 325 y ratificado en Constantinopla en el año 381, el cual se conoce como el Concilio de Nicea, en el cual, se declaró unánimemente: “Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y con el Hijo reciben una misma adoración y gloria”, quedando claro para los creyentes del Siglo IV, que el Espíritu Santo es Dios y que recibe la misma adoración y gloria que el Padre y el Hijo.

Veamos ahora, lo que dice la declaración de fe de los metodistas: “El Espíritu Santo que procede del Padre y del Hijo, es de una misma sustancia, majestad y gloria con el Padre y con el Hijo, verdadero y eterno Dios”. Por su parte, los Bautistas dicen: “El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, todos ellos son infinitos, sin principio y por tanto son un sólo Dios”. 

El credo de los protestantes en Holanda, Alemania y Suiza dice: “Creemos en la deidad y personalidad del Espíritu Santo”, mientras que, para la iglesia ortodoxa, con todo y el cisma y la división que hubo al interior, se mantiene todavía el Credo Niceno. 

Es unánime, para toda la iglesia del Señor Jesucristo, está claro: ¡El Espíritu Santo es Dios!